Por eso mismo, rodéate de gente que crea en ti, que ame tu luz y tu
singularidad. Permítete solamente personas que te quieran, apoyen y acompañen en tu
camino vital. Los enemigos y los envidiosos déjalos para otra vida, es decir, para
nunca jamás. Debemos centrarnos en buscar esponsores positivos, compañeros de
camino que nos alienten a conseguir nuestras metas y hacer realidad nuestros sueños.
Debemos rodearnos de personas que derrochen amabilidad, sinceridad, honestidad y
franqueza, gente que se atreva a decirnos con igual valentía que nos estamos
equivocando o que vamos camino del éxito.
Hazte una lista con consignas alentadoras, es decir, con las creencias que quieres
tener a cerca de ti.
Cree en ti, sé tu mejor fan y valedor.
Permite tan sólo la entrada en tu vida a gente que haga lo mismo. A todos
aquellos que te envidien, tengan celos o te descrean, mándalos a paseo.
Recuerda que el que otros no crean en ti, no significa que tú no debas hacerlo. Que
otros no sean capaces de ver tu talento, no significa que no lo tengas. Me gusta contar
el caso del pintor Viçent Van Gogh: nadie creyó en él, y ahora sus cuadros valen
millones de dólares o de euros.
Al igual que Van Gogh, siempre creí en mí y por eso me negué a hacerle la
pelota al poder. Somos muchos los ImpInc (Impolíticamente Incorrecta) del mundo
mundial. Si crees en ti, siempre acabarás por hallar en tu camino a los que, como tú,
valoran la honestidad y la honradez de espíritu. Sólo tienes esta vida para vivirla. Tú,
y solamente tú, escoges los principios e ideas según los cuales quieres y te da la real
gana, vivirla.
Rosseta Forner
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