El estrés es uno de los padecimientos contemporáneos más comunes y dañinos, y muchas veces es silencioso, pero tiene graves consecuencias. También es bastante común que mientras pasamos por un período de alto estrés el apetito se abra y queramos devorar lo que tengamos enfrente con frenesí, sobre todo si se trata de nuestras golosinas o bocadillos favoritos, altos en grasas, azúcares y carbohidratos. Sin embargo, debemos decirte que hacer eso puede ser muy peligroso y contraproducente.
Al estar agobiado por la ansiedad y las preocupaciones, el cuerpo busca las formas más inmediatas para calmarse y elevar la producción de endorfinas, y una de estas maneras es mediante alimentos rápidos y poco saludables. Hay que entender que es una reacción normal, pero debemos identificarla para no caer en la tentación y causarle al cuerpo un daño extra, además de la tensión que ya siente.
Cuando el cuerpo está estresado los procesos digestivos son mucho más torpes, la producción de jugos gástricos es menor y consumir alimentos en ese momento, aunque nos haga sentir bien temporalmente, le exige a nuestro estómago una actividad para la que no está en la mejor condición, lo cual produce dolor abdominal, indigestión, gases y otros problemas que sólo aumentarán nuestra incomodidad. Asimismo, los posibles nutrientes que pudiéramos obtener no serán absorbidos de manera correcta, debido a las alteraciones en el metabolismo. De igual modo, durante un cuadro de estrés, el cuerpo y todo el sistema nervioso se mantienen en estado de alerta, lo que ocasiona también que busque acumular grasas para tener reservas en caso de “peligro”, por eso el aumento brusco de peso está casi asegurado. Beber café u otro tipo de estimulantes resultará igualmente en un sometimiento doble a nuestro organismo, ya que la cafeína incrementará aún más el estado de alerta, volviéndonos un manojo de nervios. Dependiendo de la intensidad del cuadro, podemos presentar diarrea, estreñimiento, vómitos o mareos.
Sabemos que es difícil resistir el impulso de comer cuando estamos estresados, pero si de pronto tu necesidad ya es irrefrenable, no te preocupes, intenta esta alternativas:
Trozos de sandía o manzana. Las sandías y las manzanas son pura agua y fibra, así que no darán problemas a tu estómago.
Lechuga también es una buena alternativa, por su alto contenido de agua y por ser sedante, además, el crunch que te brindan te dará una sensación de saciedad más rápida.
Almendras o nueces. Las nueces y almendras son una buena fuente de antioxidantes.
De cualquier modo, lo más recomendable siempre para bajar tus niveles de estrés y ansiedad es el ejercicio y la meditación
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