Y de repente un tiempo terrible. Frío. Cambios bruscos de temperatura. Pasamos del frío al calor, en cero coma uno. Y tu inmunidad, comienza a bramarte pidiendo que hagas algo. Pero tú pasas. Llega el primer resfriado. Llega la infección de garganta. Incluso se repite la sinusitis tan terrible, que pasaste el año pasado.
Bueno no es cierto, la 1º está en la piel, se llama inmunidad innata, uno nace con ella. La inmunidad del intestino, es la llamada adquirida. Cuando nacemos, a través del canal uterino, la adquieres a partir, de la de tu madre (digamos que es la “parte” de inmunidad, que nos ayuda a “tirar para adelante”, los primeros meses de vida). Por ello los bebes nacidos por cesárea, tienen más tendencia a tener dermatitis, alergias, cólicos. Porque no ha adquirido parte de esta microbiota.
A lo largo de tu vida, tu sistema inmunológico, va desarrollándose y mejorando, gracias a esta inmunidad adquirida.
Verás, cuando estás en contacto con una sustancia patógena (virus, bacterias, hongos, sustancias químicas nocivas, que son son los antígenos), éstas van a ser capaces de desencadenar en tu cuerpo una respuesta inmunitaria. Dando comienzo a la formación de células específicas (los linfocitos T y los linfocitos B), para este antígeno. Se produce siempre después del primer contacto. Y de esta manera, tu cuerpo, recordará durante toda la vida, que esa sustancia patógena, es mala para ti y hay que estar alerta con ella.
¿Y cómo lo hacen estas células? Pues de varias maneras
– los linfocitos B, al ver el cuerpo extraño se activan. Comienzan a producir una células llamadas, inmunoglobulinas. Estas se unen al antígeno, inactivándolo. Y produce tu respuesta inmunitaria.– los linfocitos T, para actuar necesitan de otras células, llamadas macrófagos (estos destruyen sustancias tóxicas, porque los fagocitan, se los “tragan”). Los macrófagos, sintetizan unas proteínas, llamadas citoquinas, que son las responsables de regular su función. Consiguiendo, que los macrófagos actúen de mediadores. Los van a presentar al antígeno (sustancia tóxica). Entonces se produce la respuesta inmunitaria. Pero aquí puede suceder que:
- se activan los linfocitos T helper Th (son colaboradores), que producen inflamación y aniquilan al antígeno.
- si se activan los linfocitos T citotóxicos Tc, estos eliminan al macrófago que lleva el antígeno. Produciendo su muerte (apoptosis). Es el método que tu cuerpo utiliza, para deshacerse de células “anormales”, como pueden ser las células cancerosas.
¿Qué sucede cuando se ven por segunda vez estos linfocitos con los antígenos?
La respuesta que produce tu cuerpo, es rapidísima y pontentísima, gracias a tus ganglios linfáticos (amígdalas, timo, vasos linfáticos, bazo, médula osea, hay racimos de ganglios linfáticos en el cuello, axilas, ingles, mamas). Allí se reconocen, filtran y combaten a los antígenos (virus, bacterias, sustancias tóxicas).
Bueno, pues hasta aquí un poco de fisiología de tu cuerpo, para que entiendas cómo las plantas medicinales, pueden ayudar a tu sistema inmunológico.
Para empezar, las que yo destacaría por su acción sobre tu inmunidad, serían:
Raiz de Echinacea tenemos varias variedades Echinacea angustifolia, Echinacea pallida, Echinacea purpurea se usan tanto las raíces de esta planta, como la sumida florida de la E. purpurea. Esta planta medicinal estimula la producción de citoquina, que estimula la formación a sus vez, de linfocitos. Con esto se consigue una acción inmunomoduladora. Es decir, estimula o deprime al sistema inmunológico (actuando sobre los factores celulares), en función de si hay infección o no. Se ha visto que las drogas constituidas por raíz de echinacea, son muy potentes frente a virus. Por ello, te lo recomiendo para reducir los síntomas de gripes y resfriados; para tratar herpes, pues van a impedir el crecimiento del virus, y la producción de citoquinas proinflamatorias. Úsalo, cómo preventivo de infecciones.Te recomiendo su uso durante 8 semanas y luego descansa otras 8, para volver a empezar un nuevo tratamiento. Trata de buscar productos con extractos estandarizados de echinacea, son más potentes, con menos dosis.
Por cierto. Si tienes una enfermedad autoinmune, o tienes un tratamiento con inmunosupresores o tienes una enfermedad en la que tus niveles de leucocitos están muy altos, NO lo utilices.
- Raiz de Uña de gato Uncaria tomentosa tiene una acción antiinflamatoria y estimulante sobre tu inmunidad. Te lo aconsejo también, por su acción antiviral, que regula la producción de linfocitos. Aumenta actividad fagocítica de los macrófagos y se aumenta la producción de linfocitos T. También (¡Dios no lo quiera!), lo podrías utilizar, tras un tratamiento de quimioterapia. Pues se ha demostrado en numerosos estudios, que tiene un efecto
¿Sabías que a dosis muy altas la raíz de uña de gato, es un anticonceptivo? Y todo esto es gracias a que en su composición hay un grupo de moléculas como son los alcaloides oxindolicos y los tetracíclicos.
- Ajo Allium sativum tiene un efecto antimicrobiano y antifúngico. Se sabe desde la antigüedad, de esta propiedad. También te lo recomiendo, pues en distintos estudios, se ha demostrado su capacidad para aumentar el número de linfocitos y la fagocitosis de macrófagos, produciéndose una liberación del interferon-gamma. Todas estas acciones hacen que aumente tu inmunidad.
- Raiz de Ginseng Panax ginseng C.A. Meyer es un adaptógeno, es decir cuando tu estás estresado (ya sea por estrés mental, por estrés ”corporal”, a consecuencia de una enfermedad, o sufres estrés “por el medioambiente”, por que hace mucho frío, o mucho calor) gracias a al raíz de ginseng, tu cuerpo se “repone”, haciendo frente de forma muy eficaz a dicho estrés. También tiene una acción inmunomoduladora, por lo que mantendrá a tu alerta sistema inmunológico.
- reishi Ganoderma lucidum. se utiliza como coadyuvante en tratamientos en cánceres de pulmón y cómo preventivo del cáncer colo-rectal. Estimula tu inmunidad, sin producir toxicidad, ni efectos secundarios.
- Cordiceps o gusano de invierno Ophiocordyceps sinensis si tienes la desgracia de tener un cáncer, te recomiendo como inmunoestimulante el cordiceps. Se toma conjuntamente con la quimioterapia. De esta manera aumentarás tu resistencia física e inmunitaria. Búscalo en forma de extracto, pues necesitaras menos dosis, al ir muy concentrados.
- aceite esencial ravintsara cinnamomum camphora este aceite esencial me parece maravilloso, a parte de ser un magnífico expectorante, te lo recomiendo como estimulante del sistema inmunológico. Frente a infecciones por virus o bacterias, es muy eficaz. Ponte una gota todas las mañanas en las muñecas, y haz respiraciones profundas, inhalandolo. Aquí están las plantas medicinales, que mejor le van a tu inmunidad. ¿Las vas a probar? ¡Piensa diferente, piensa en verde!
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