El hígado como principal desintoxicante
Es cierto que el hígado desempeña el papel dominante en nuestro sistema de desintoxicación, pero hay otros jugadores de apoyo que incluyen los riñones, las glándulas linfáticas, la barrera hematoencefálica, los pulmones, la piel, la vesícula biliar, las células grasas y los intestinos. .
Sus roles son los siguientes:
El hígado: todas las toxinas se envían al hígado eventualmente donde hay dos etapas de desintoxicación para descomponer las toxinas y eliminarlas como parte del proceso de eliminación de heces. El hígado también realiza muchas otras funciones.
Los riñones: los riñones procesan 200 litros de sangre y filtran 2 litros de agua y desechos. Los riñones también realizan muchas otras funciones.
Los pulmones: los pulmones filtran el aire que respiramos y eliminan las toxinas de la sangre por circulación hacia los riñones y el hígado. Los pulmones también eliminan el dióxido de carbono producido como parte del proceso de producción de energía cuando el oxígeno y la glucosa producen energía en las mitocondrias de nuestras células.
La barrera hematoencefálica: debido a que el cerebro es tan vital para nuestra salud, tiene un sistema especial de filtrado propio para evitar los productos químicos potencialmente peligrosos. Este es un sistema de tipo de rechazo que obliga a las toxinas a regresar a los riñones a través de nuestra sangre.
La vesícula biliar : la vesícula biliar produce bilis que se usa como un aditivo a los desechos que salen al hígado para ayudar a llevarlos a los intestinos.
Las células grasas: las células grasas a menudo se usan para encapsular toxinas para protegerlas de dañar nuestro cuerpo. Cuando alguien está perdiendo peso, estas células grasas se encogen y provocan la liberación de estas toxinas en el torrente sanguíneo.
Los intestinos : los intestinos son responsables de la eliminación de desechos, en su mayor parte. Las bacterias y enzimas presentes también juegan un papel en la digestión de los alimentos y la eliminación de toxinas en la sangre para su procesamiento.
¿Cómo falla este proceso de desintoxicación "perfecto"?
Como se mencionó anteriormente, el sistema puede comenzar a fallar cuando simplemente hay demasiadas toxinas y no hay suficientes nutrientes para ayudar al sistema a funcionar como debería. Estas son algunas de las toxinas que pueden comenzar a abrumar a este sistema:
Contaminación del aire de automóviles, fábricas, aviones, materiales de construcción, productos químicos domésticos, procesos de la tierra (radón, moho, bacterias, virus, etc.), humo de tabaco , quema de combustibles fósiles y heces de animales.
Contaminación del agua de fábricas, desechos humanos, desechos animales, pesticidas, medicamentos recetados en sistemas de alcantarillado, cloro en agua y piscinas, fluoruro en sistemas de agua, desechos mineros, desechos marinos, desechos de radiación, fugas en vertederos y fugas de petróleo.
Muchos de estos contaminantes también terminan en el suelo donde se transmiten en nuestros alimentos.
Las toxinas envenenan las enzimas, por lo que no funcionan correctamente.
Las toxinas desplazan los minerales estructurales, lo que resulta en huesos más débiles.
Las toxinas dañan los órganos, como el hígado, los riñones y los intestinos.
Las toxinas dañan el ADN, aumentando la degeneración y el envejecimiento rápido.
Las toxinas modifican la expresión génica, al interrumpir los interruptores de encendido y apagado que constituyen más del 80% del material genético.
Las toxinas dañan las membranas celulares, que son el punto de entrada y salida de todo lo que entra o sale de la célula.
Las toxinas interfieren con las hormonas, causando desequilibrios.
Las toxinas perjudican nuestros efectos de desintoxicación.
La conclusión es que las toxinas eventualmente causan cáncer, enfermedades cardíacas, diabetes, Alzheimer y cualquier otra enfermedad crónica, junto con otros factores como la mala nutrición, el estrés, la falta de sueño y más.
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