El propóleo posee una acción equilibrada y puede ser usado para cualquier indicación, ya que refuerza las defensas del sistema inmunitario. Y esa es la razón por la que se usa para combatir las infecciones respiratorias como gripe, resfriado, bronquitis, dolor de garganta, etc.
Es una fuente excelente de ácido cafeico, que estimula la respuesta inmunitaria.
El propóleo también posee un potente efecto antioxidante gracias a los flavonoides que contiene (especialmente apigenina), que le confieren además una acción inhibidora ante la replicación (reproducción) de los virus.
Durante su vida, una abeja necesitará 180 mg de polen con una media de 20% de nitrógeno para fabricarla, cuya composición, como ocurre con el propóleo, es compleja; hasta el punto de que incluso posee compuestos únicos en el mundo.
Su sabor es picante y ácido, con un pH que varía entre el 3,7 y el 3,9. Contiene un 65% de agua, un 15% de glúcidos (en su mayoría fructosa, el azúcar proveniente de la fruta, y glucosa), entre el 13 y el 18% de proteínas, un 1,5% de minerales y oligoelementos y entre un 4 y un 6% de lípidos, incluyendo un ácido graso específico, el 10-hidroxi-2-decenoico.
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