Caminar descalzos nos aporta sensación de bienestar y múltiples beneficios, pero si no estamos acostumbrados a hacerlo, deberemos empezar poco a poco para no dañar nuestros pies
Contrariamente a lo que muchas personas creen, caminar descalzos nos aporta beneficios a nuestra salud. Con este simple hábito se pueden ejercitar todos los músculos del pie
A medida que lo incorporamos con constancia, nuestros pies se van fortaleciendo. En este artículo te enseñamos qué beneficios podrás conseguir si andas algunos minutos al día sin calzado.
Descúbrelos.
Caminar descalzos
Si no estamos acostumbrados a caminar descalzos, debemos comenzar a hacerlo con precaución. Para ello, es importante realizar un calentamiento previo consistente en moverlos en círculos, de un lado hacia otro, apoyar los dedos y mover el talón y alternar ambos movimientos durante unos cinco a diez minutos.
De esta manera podemos estar tranquilos y comenzar a sentir esa sensación de libertad que nos proporciona caminar un buen rato sin zapatos. Durante los primeros días, podemos hacerlo durante unos quince o veinte minutos.
¿Qué se sabe al respecto?
Los estudios que se han hecho al respecto han demostrado que, cuando se ponen los pies en contacto directo con la tierra, se reciben muchos beneficios para la salud tanto del cuerpo como de la mente.
Como todos sabemos, en los pies hay muchas terminaciones nerviosas que, al entrar en contacto con la tierra ayudan a eliminar del cuerpo elementos dañinos como el estrés y la ansiedad.
Lo más recomendable es poder hacerlo directamente en la tierra, sobre el prado y al aire libre, pero al no tener esa posibilidad, es también valido hacerlo en nuestra casa, sobre los pisos ya sean de madera o de cemento.
Beneficios de caminar descalzos
Según la podóloga Ana Carbó, al caminar descalzos evitamos la presión que suele provocar el calzado y la humedad que se genera en el pie. Añade además que «este hábito permitirá estimular y trabajar aquellos músculos que se encuentran anulados o atrofiados ante el uso continuado del calzado».
- Estimular la circulación de la sangre, lo cual a su vez permite una mejor oxigenación.
- Permite que el organismo elimine con mayor facilidad una buena cantidad de grasas y toxinas.
- Eliminar el estrés, la depresión y la neurosis, fortaleciendo el sistema nervioso.
- Prevenir las varices, ya que fortalece el sistema venoso, y permite una mejor distribución de los nutrientes en todo el organismo.
- Cuando se realizan caminatas con los pies descalzos, se hace presión sobre todas las terminaciones nerviosas que están conectadas a los diferentes órganos del cuerpo, permitiendo que sanen algunas enfermedades que se producen por la obstrucción de esos canales energéticos que reciben el nombre de meridianos.
Existe una terapia llamada reflexología. Consiste en liberar energías acumuladas que no fluyen naturalmente y que provocan numerosas patologías, principalmente la de un sistema nervioso demasiado alterado.
Esta liberación se hace mediante la presión de puntos estratégicos que se encuentran en la planta de los pies. Cuando caminamos descalzos, estos puntos se presionan de manera natural, logrando de esta manera relajarnos y permitiéndonos mejorar nuestra salud. No obstante, es mucho más efectivo cuando se realiza en el prado.
Recuerda…
Aunque esta sea una terapia relajante bastante fácil de realizar, se deben de tener ciertos cuidados al hacerlo, ya que pueden existir ciertos elementos en el suelo que podrían afectar o lastimar nuestros pies.
Asimismo, es imprescindible que comiences poco a poco, y a medida que tus músculos se vayan fortaleciendo, aumentes la duración de estos paseos.
Por otro lado, también se debe prestar atención a otros aspectos para evitar posibles problemas. Algunos de ellos son la higiene y la hidratación. Al caminar sin zapatos, estamos en contacto directo con el suelo y, por lo tanto, con suciedad y gérmenes.
Por ello, es muy importante seguir una rutina de limpieza diaria. Además los especialistas destacan queque será esencial una buena hidratación; ya que cabe la posibilidad de que se resequen y deshidraten. Para ello, recomiendan el uso de cremas podológicas específicas.
¿Y tú, sueles hacer esto a menudo?
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