Ser feliz es uno de los deseos más buscados y compartidos de la historia de la humanidad. Vivir en paz y alcanzar el equilibrio interior son dos grandes retos a los que todos aspiramos, sea cual sea nuestra condición, nuestra cultura y nuestra religión. Sin embargo, son muy pocos los que se consideran felices: según el estudio Global Happiness 2020 de Ipsos, sólo el 38% de los españoles afirma ser “bastante felices”, unas cifras que ponen de manifiesto que más de la mitad de la población de nuestro país vive inmersa en la infelicidad o en la resignación. Un porcentaje que, además, ha aumentado especialmente durante el último año como consecuencia de la crisis sanitaria y social provocada por el COVID-19.
¿Por qué somos tan infelices? Dar respuesta a esta pregunta aparentemente tan compleja es entrar en un océano de distintos factores que algunas disciplinas orientales resumen en una sencilla síntesis: evitar el deseo y la aversión, dos extremos que nos provocan desequilibrio y sufrimiento y que se manifiestan a través de enfermedades de todo tipo. Así es como lo explicó el venerable Thubten Wangchen, monje budista y Fundador de la Casa del Tíbet de Barcelona, en la magistral conferencia que ofreció dentro del Congreso Internacional de Pacientes con Artrosis organizado por OAFI.
Rodeado de médicos, de científicos y de expertos en enfermedades reumáticas, el monje aportó su particular visión sobre cómo podemos ser felices en nuestro día a día y qué papel juega nuestra mente y nuestra actitud delante de las enfermedades y cualquier problema que se nos presente en la vida. ¿Las claves? Cuidar cuerpo, mente y espíritu y conseguir así vivir en paz y armonía.
Tenemos potencial para transformar y aceptar nuestro dolor y sufrimiento en positivo y aumentar así nuestra paz y felicidad
Porque, para Wangchen, ningún ser humano se libra de tener problemas y preocupaciones y, de la misma manera, todos tenemos el potencial suficiente para hacerles frente y trascenderlos. Estas son algunos de los consejos que nos dio, que son aptos y accesibles para absolutamente todo el mundo y que están ausentes de cualquier pretensión religiosa.
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