16 marzo 2021

Ser yo misma

 




Tengo ese hábito raro de ser yo misma todo el tiempo; es por eso que no le agrado a todo el mundo y solo me rodean personas de calidad. No distingo entre ser yo y fingir ser algo más, ya no sé cómo hacerlo, la hipocresía no es para mí. Si te acercas tendrás una conmigo una relación interpersonal en profundo honesta, que raya en la sinceridad brutal y sonríe como loca.

Ser yo misma me hizo liberarme de una opresión a la que no sabía que estaba sometida. Tenía miedo, tenía temor de que todos me rechazaran al decir lo que me gustaba, al dedicar mi vida a lo que quería, al caminar de la mano con la persona que amaba. Los pasos de mi vida estaban rigurosamente medidos de acuerdo con la lupa social. No ser más ni menos de lo que la sociedad quería para pasar desapercibida y vivir infeliz, como todos debían.

Nada es tan refrescante como dejar salir tu verdadera esencia, te sientes libre, te sientes poderosa, capaz, segura y muy confiada. Sientes que puedes conquistar el mundo que quieres, que todo lo que deseas es finalmente posible. Todo eso solo con descubrirte y liberarte. Ser tú misma sin miedo y sin expectativas te deja muchas ventajas.

Empezando por el hecho de que no te sientes estresada por tener que seguir pretendiendo. Fingir que alguien te agrada, fingir que tu trabajo te encanta, que quieres estar donde no quieres, tramar conversaciones vacías con personas desagradables, decir que estás bien cuando en realidad quieres vomitar por lo que te enferma tu situación. ¡No más fingir!


De los más grandes beneficios de ser tú misma sin restricciones es que cada decisión que tomas está basada primeramente en tu bienestar y tu felicidad. Cuando aprendes a ser tú misma sin esperar que los demás estén felices con ello o no, deja de importarte el hecho de actuar pensando en lo que quieran los demás o lo que vayan a opinar de tus acciones. Tú te conviertes en lo más importante, en lo primordial para tus propios ojos.

Ser tú misma es abrir tu mente, expandirla hasta que todo pueda caber. Mientras estás reprimida, tu capacidad de analizar a los demás es muy estrecha, crees que todo el mundo debe actuar de la misma forma que tú porque si tú sufres por guardar apariencias todos deberían hacerlo. Pero una vez que dices no más y empiezas a ser tú misma sin miedo y sin expectativas, empiezas a entender la frustración y el dolor que padecen las personas, dejas de juzgar, dejas de señalar.

Es cuando entiendes que cada persona es un mundo, que todos tienen una historia con experiencias dolorosas. Todos tienen miedos, y ahora, en vez de juzgarlos, solo deseas que se puedan liberar como tú lo hiciste. Incluso intentas ayudarles, te vuelves más compasiva y comprensiva. ¿Por qué? Porque para entender ciertas cosas a veces es necesario padecerlas. Solo así podemos ver el dolor que no logramos ver en lo demás sin tener idea.

Yo me liberé, yo decidí ser yo misma cuando aquello que fingía me dañaba más de lo que me ayudaba. No importa lo que los demás tengan que opinar de mí, lo que de verdad me interesa es mantenerme fiel a lo que soy, yo me siento orgullosa de todo en lo que me he convertido.

Texto original: albertespinola.com 

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