Nuestro cuerpo físico es quien posibilita todas las experiencias grandes y pequeñas de la vida; desde comer hasta trabajar, viajar, escribir, leer, escuchar música, correr, jugar o amar. Pero también está sometido a la enfermedad, el dolor, el envejecimiento y, en última instancia, la muerte.
Por eso, mientras sea su medio y vehículo en esta realidad física, usted lo debe honrar como al templo que es y cuidarlo en todas sus dimensiones mediante la alimentación, la respiración, la meditación, la higiene, el sueño, el descanso y el ejercicio.
Sea consciente del enorme tesoro que tiene y nútralo a través de todos sus sentidos con cosas de calidad, sea selectivo.
No lo maltrate, no lo llene de basura, no lo sobre trabaje y escúchelo cuando le hable.
Nunca olvide que su cuerpo es la materialización misma de lo divino; por favor honre, atienda, consienta y cuide el suyo, es el único que tiene y su bien más preciado.
Saraswati
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