Nadie podrá darte nunca lo que tú no has aprendido a darte. Porque mientras tú no te lo des, seguirás sintiendo carencia y vacío en lugar de satisfacción. Lo que el otro te da es siempre temporal. Lo que tú te das es permanente. No se trata de egoísmo ni de insensibilidad, sino de coherencia y auténtico amor (por ti y por el otro).
Te enseñaron a sentirte vacío, a no amarte, a creer que estabas incompleto, solo y desamparado. Te enseñaron que necesitas unirte al otro y que reproducirte es urgente, pero nadie te enseñó que amarte y valorarte es lo primordial. Que nadie puede llenar realmente tu vacío porque solo tú puedes hacerlo.
Por eso eres infeliz. Porque buscas al otro para salvarte y no para compartir, ni amarlo de verdad. Porque era obligatorio estar con alguien. Porque te dijeron que el otro podía hacerte feliz. Y a ti te sacaron de la ecuación. El otro era el bote salvavidas. Tú, un pobre mendigo de amor, solo y sediento en mitad del desierto... El problema es que al otro, al que había de "salvarte", le enseñaron lo mismo. ¿Te imaginas? Dos personas infelices buscando la felicidad y la completud trascendente en el otro… ¿Qué podía salir mal?
Vuelve a ti, porque tú eres el camino hacia la verdadera plenitud y hacia la relación real con los demás...
~Texto de J. López
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