Cada vez es más fácil ver el concepto de "comida real" en nuestro día a día: los medios de comunicación, las redes sociales y hasta los comercios lo emplean. Pero ¿en qué consiste? Y, aún más importante, ¿en qué se basan sus defensores para promoverla? ¿Estamos ante una moda o ante un cambio radical? En Vitónica nos hemos puesto en contacto con Carlos Ríos, profesional en el campo de la Nutrición Humana y Dietética, autor de Realfooding y uno de los mayores exponentes dentro de este movimiento. Esto es lo que nos ha contado.
Santiago Campillo
¿A qué llamamos comida 'real'?
Antes de pasar al por qué, deberíamos pararnos en el qué. En concreto, en qué es la comida que llamamos real. ¿No es toda la comida algo "real"? "La comida real incluye todos los alimentos frescos, las materias primas, cuyo procesamiento ha sido mínimo (por ejemplo, lavado, cortado o congelado)", explica Carlos.
"Además de aquellos alimentos que han sido sometidos a un procesamiento industrial mayor, pero sin que esto haya afectado a la calidad del alimento" Un ejemplo de este tipo de procesados serían las conservas en aceite de oliva, aclara. A estos podríamos llamarlos "buenos procesados". Los ultraprocesados, por el contrario, suele ser sometidos a muchos cambios para que duren más o resulten más atractivos, a costa de sus propiedades.
"La alimentación se ha centrado en nutrientes y calorías, en lugar de alimentos, de comida real. Hablamos en términos de hidratos de carbono, grasas, proteínas, vitaminas, minerales… cuando todo eso no tiene nada que ver con la salud. La salud tiene que ver con los alimentos, que son mucho más que la suma de sus nutrientes".
Dentro del Realfooding, que es uno de los nombres que abandera este concepto, se se reivindica comer y cocinar con ingredientes frescos, reconocibles y sin añadidos. Frutas, verduras, legumbres, etc. El movimiento Realfooding, como decíamos, ha sido acuñado por un grupo de profesionales de la dietética y nutrición asociados a Carlos.
"Es un movimiento que defiende el derecho a una alimentación saludable para la población"
"Es un movimiento que defiende el derecho a una alimentación saludable para la población. Es una revolución que lucha con conocimiento y conciencia contra el lado oscuro de la industria alimentaria que vende ultraprocesados".
Según el dietista-nutricionista, la iniciativa, compartida por un numero creciente de profesionales de la salud, surge de la necesidad de concienciar a la gente sobre los efectos perjudiciales de estos productos, los ultraprocesados, que forman parte del día a día de la gran mayoría de la población. "Según las últimas investigaciones, nos están matando poco a poco".
¿Y qué dice "la ciencia"?
Tanto por la novedad del término como por el furor que está teniendo en las redes, no han tardado en aparecer las primeras dudas. ¿Estamos ante una moda sin sentido? ¿Qué evidencias científicas hay detrás de la comida real?
"Si queremos datos científicos, hay estudios que indican que comer comida real y evitar productos ultraprocesados previene enfermedades crónicas no transmisibles, y por tanto está asociado a vivir más y mejor. Especialmente si se combina con otros hábitos de vida saludable, como, por ejemplo, el ejercicio físico".
La propuesta de comer comida real y evitar productos ultraprocesados se basa en todo tipo de evidencias científicas
"La propuesta de comer comida real y evitar productos ultraprocesados se basa en todo tipo de evidencias científicas, desde ensayos clínicos aleatorizados, que aportan mayor fiabilidad, hasta estudios observacionales, que son los que nos ayudan a visualizar, por ejemplo, la relación que hay entre el incremento del consumo de productos ultraprocesados de las últimas décadas con la creciente prevalencia de obesidad", explica Carlos.
Si nos preguntamos por qué deberíamos prestarle atención a este movimiento (o a la comida real, en definitiva), la respuesta es que tiene múltiples beneficios. A nadie le sorprenderá si decimos que restringir ultraprocesados de la dieta es bueno para la salud. Para muestra un botón. O mejor, varios:
Algunas evidencias científicas de que la comida real es buena para la salud
Carlos nos hablaba de un reciente estudio observaba que la alimentación basada en alimentos mínimamente procesados está relacionada con un menor riesgo de desarrollar síndrome metabólico. Este cuadro se manifiesta en la resistencia a la insulina, exceso de grasa abdominal, dislipidemia aterogénica, hipertensión arterial, estado de hipercoagulabilidad y estrés crónico, entre otras cosas.
Los cambios y mejoras en la dieta de la población general tendrían un gran potencial sobre la reducción de la incidencia de enfermedades cardiovasculares
"Otro ejemplo lo proporciona Patricia V.L. Moreira y su equipo de investigación, quienes estudiaron el efecto que tendría en la población Brasileña, disminuir la ingesta de grasas saturadas, grasas trans, sal y azúcares añadidos procedentes de productos ultraprocesados, sustituyendo dichos productos por alimentos mínimamente procesados".
"Se estimó que la reducción de la ingesta de productos ultraprocesados en un 25%, 50% o 75%, podría disminuir el riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular hasta en un 5.5%, 11% o 29%, respectivamente". Estos resultados apuntan a que los cambios y mejoras en la dieta de la población general (al menos en la brasileña) tendrían un gran potencial sobre la reducción de la incidencia de enfermedades cardiovasculares.
"Por el contrario, estiman que si no cambia el patrón dietético actual, donde predominan los productos ultraprocesados, en 2030 podrían esperarse 390.400 muertes en Brasil por enfermedad cardiovascular". La doctora Moreira también ha realizado estudios similares en otros escenarios, como Reino Unido. Los resultados apuntan siempre a la misma conclusión: reducir los ultraprocesados y apostar por la comida real aumenta la esperanza y calidad de vida.
"Estas y otras tantas publicaciones, como las del doctor Carlos Augusto Monteiro, proporcionan evidencia suficiente como para que, por ejemplo, el Gobierno de Brasil haya publicado una guía alimentaria que promueve una alimentación basada en comida real. Este cambio dietético está respaldado por evidencia consistente".
El poder de "una moda" saludable
Según nos comentaba Carlos, moda es una palabra que no encaja con el Realfooding: "No se trata de ninguna dieta, es un estilo de vida". Las modas van y vienen, pero los cambios de hábitos han de permanecer. Su trabajo consiste en algo más que promover el hábito (y asesorar como profesional).
"Nada de charlas aburridas de que hay que comer más fruta… Hay que hacer que la gente sienta el mensaje, que disfrute y se implique"
"Yo lo llamo promoción de la salud. Esta promoción se lleva haciendo desde las instituciones oficiales, como el Ministerio de Sanidad, pero desde un enfoque un poco obsoleto en mi opinión", explica. "En cambio, la industria alimentaria está siendo más inteligente, conectando con la emoción de su público objetivo.
"Creo que hay que transmitir la comida real haciendo el mensaje atractivo, nada de charlas aburridas de que hay que comer más fruta… Hay que hacer sentir a la gente el mensaje, que disfrute y se implique. Especialmente al público joven que es, según los estudios, el que más ultraprocesados come".
Según nos explica, otro de los grandes beneficios del movimiento centrado en la comida real es su paulatina pero constante extensión. Está llegando a un gran número de personas, nos cuenta. "Los beneficios van desde el descubrimiento de los sabores y texturas naturales de la comida o aprender a cocinar, hasta mejoras en el estado de salud gastrointestinal, físico o mental".
"El hecho de crear una comunidad en las redes sociales, como por ejemplo nuestro grupo de Facebook, facilita el proceso de comer comida real ya que aportamos consejos y herramientas para ello.
Cada vez hay más gente que recibe esta ayuda y se identifican como realfooder. Gracias a ellos, el movimiento Realfooding se está extendiendo". Esta es una herramienta muy poderosa que emplea las redes sociales para extender y promover un mensaje de salud.
Los retos de aprender a comer
A pesar de que existen multitud de beneficios (y evidencias), la comida real, por estar en candelero, también puede ser objeto de intereses mucho más oscuros. "En mi caso, cuando hablo de comida real y ultraprocesados, lo hago en base a estudios que siguen métodos científicos rigurosos", nos aclara el experto
"Y cuando detecto que la metodología no es del todo fiable, también lo resalto. La ciencia nos sorprende cada día, y lo que hoy sabemos puede ponerse en duda a medida que se avanza en la investigación. Ni siquiera el mejor científico tiene la verdad absoluta y está exento de dudas".
Este es el abono perfecto para los charlatanes y aprovechados. "Las pseudociencias siempre van a estar acechando. Muchos pseudoprofesionales intentarán beneficiarse del efecto positivo [y comprobado] de la comida real". Esto, por ejemplo, podríamos verlo en la venta de suplementos ineficaces, batidos sustitutivos o terapia alternativa no basadas en la evidencia.
Existe, además, otra barrera relacionada con la percepción social: "Los que promovemos estos hábitos nos enfrentamos a aquellos que nos tildan de radicales por puntualizar que la panela no es mejor que el azúcar; o que las galletas maría no son una buena merienda", comenta Carlos.
"Posiblemente, el mayor reto para las personas que se unen al cambio sea el rechazo social de los familiares y amigos que no perciben la importancia de evitar los ultraprocesados y de comer comida real, y que les critican por leer las etiquetas nutricionales de los productos cuando compran en el supermercado" comenta el dietista.
"Encontramos comodidad con aquellos que están de acuerdo con nosotros, y el crecimiento con los que no"
"Pero como bien dijo Frank Clark, 'encontramos comodidad con aquellos que están de acuerdo con nosotros, y el crecimiento con los que no'. Es incómodo enfrentarse a las críticas de la gente que nos rodea, pero esto forma parte de un proceso de crecimiento personal".
Por suerte, gracias al trabajo de dietistas-nutricionistas, en las redes se puede encontrar no solo información, sino también el apoyo de una creciente comunidad. Es lo que Carlos denomina como realfooders. "Me han escrito jóvenes de 15 años que se han enfrentado a las críticas de sus propios padres, pero que aun así siguen adelante en su camino hacia una alimentación saludable. Quien quiere algo, puede, se le presente el reto que se le presente".
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