03 noviembre 2021

El árbol de manzanas

 

El árbol de manzanas

Una conmovedora historia que te hará reflexionar:

Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo amaba mucho. De hecho, todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al árbol hasta el tope, y este le daba sombra. Él amaba al árbol y el árbol amaba al niño.

 

Un árbol de manzanas

 

Pasado cierto tiempo, el pequeño niño creció y nunca más volvió a jugar alrededor de aquel enorme árbol. Sin embargo, un día, el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo triste:

 

— ¿Vienes a jugar conmigo?

 

Pero el muchacho contestó:

 

— Ya no soy el niño de antes, que jugaba alrededor de enormes árboles. Lo que ahora quiero son juguetes, y necesito dinero para comprarlos.

 

— Lo siento —dijo el árbol—. Pero yo no tengo dinero. Sin embargo, te sugiero que tomes todas mis manzanas y las vendas, de esta manera tú obtendrás el dinero que necesitas para tus juguetes.

 

Aquel muchacho se sintió muy feliz, así que, tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero.

 

El árbol volvió a ser feliz, pero aquel muchacho nunca volvió después de obtener el dinero. Por ende, el árbol volvió a ponerse triste.

 

Tiempo después, el muchacho regresó. El árbol se puso nuevamente feliz y le preguntó:

 

— ¿Vienes a jugar conmigo?

 

— No, no tengo tiempo para jugar —respondió el muchacho—, debo trabajar para mi familia… Tú sabes, necesito una casa para compartir con mi esposa y mis hijos, ¿podrías ayudarme árbol?

 

— Lo siento —respondió el árbol—, pero no tengo una casa. Sin embargo, puedes cortar mis ramas y construir tu casa.

 

Aquel joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo nuevamente feliz al árbol. Pero, el joven nunca más volvió desde aquella vez y el árbol volvió a estar triste y solitario.

 

Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba encantado.

 

— ¿Vienes a jugar conmigo amigo? —preguntó el árbol.

 

El hombre contestó:

 

— ¿Sabes árbol?, estoy triste, pues estoy volviéndome viejo. Quiero un bote para navegar y descansar, ¿podrías darme uno?

 

El árbol contesto:

 

— Usa mi tronco para que puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz.

 

El hombre cortó aquel árbol. Cortó su tronco y construyó su bote. Luego se fue a navegar por un largo tiempo.

 

Finalmente, regresó después de muchos años y lo que quedaba de aquel árbol le dijo:

 

— Lo siento mucho, pero ya no tengo nada que darte, ni siquiera manzanas.

 

El hombre replicó:

 

—No tengo dientes para morder, ni fuerzas para escalar. Por ahora, ya estoy viejo.

 

Entonces el árbol con lágrimas en sus ojos le dijo:

 

— Realmente no puedo darte nada… La única cosa que me queda son mis raíces muertas.

 

El hombre contestó:

 

— Yo no necesito mucho ahora árbol. Solo un lugar para descansar. Estoy tan cansado después de tantos años.

 

— Bueno —dijo el árbol—, las viejas raíces de un árbol son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven, siéntate conmigo y descansa.

 

Aquel hombre se sentó junto al árbol. Y este feliz y contento, sonrió con lágrimas.

Como habrás podido leer, esta puede ser la historia de cualquiera de nosotros.

El árbol de manzanas representa a nuestros padres. De hecho, cuando somos niños, anhelamos pasar tiempo junto con papá y mamá, pero cuando crecemos, a veces nos alejamos de ellos, y solo regresamos cuando los necesitamos o tenemos problemas. Sin embargo, ellos siempre van a estar allí pase lo que pase, para darnos todo lo que puedan, y sobre todo, para vernos felices.

Un hijo con su madre

Probablemente, pensarás que el muchacho es cruel con el árbol. Pero en ocasiones, muchos de nosotros tratamos a nuestros padres de la misma manera. Pero ojo, no estoy queriendo decir que tú no valoras a tus padres, mucho menos pretendo juzgarte.

Simplemente, este mensaje busca que valores más tus padres, sobre todo si los tienes a tu lado. Ahora bien, si ya no están contigo, entonces permite que la llama de su amor viva por siempre en tu corazón, incluso si llegas a cierta edad, donde ya te sientes cansado.

Por: Adrian Alberto

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