La alimentación es una de las principales necesidades para el ser humano. Pero a veces solemos caer en malos hábitos que trastornan nuestra forma de consumir alimentos. Para combatir esto surgió el mindfoodness, una corriente que se enfoca en mejorar la forma de comer de las personas. Por ello, te traemos los mitos de la alimentación consciente.
El término alimentación consciente, mindfoodness o mindful eating se refiere a prestar más atención a lo que comemos, a tomar consciencia plena. Aquí te damos las herramientas para entender más sobre el tema y decidir si te conviene aplicarlo a o no.
¿Qué es la alimentación consciente?
En la alimentación consciente se aplican técnicas del mindfulness, que implica mantener la consciencia en las experiencias del presente. Por lo que el mindful eating, como se conoce en inglés, se refiere a aplicar atención plena a cualquier conducta alimentaria, haciendo un despliegue de las sensaciones, los pensamientos y las emociones en torno al acto de comer.
Alimentarse de forma consciente implica hacerlo prestando atención a lo que se come, cuánto y por qué. El objetivo es convertirlo en un disfrute y no en algo negativo.
Mitos sobre el mindful eating
Existen numerosos mitos en torno a la alimentación consciente. Pese a que el mindful eating es una práctica aceptada, todavía rondan dudas en torno a esta disciplina.
1. La alimentación consciente es lo mismo que comer con consciencia
Este es uno de los numerosos mitos de la alimentación consciente. La realidad es que no son lo mismo. Va más allá del acto y abarca todo el proceso de comer.
Desde las señales corporales, el reconocimiento del estímulo de hambre, la selección de alimentos, su preparación y la sensación de satisfacción al saciar una necesidad. De hecho, se cree que hay que estar atentos a 9 aspectos fundamentales:
- Hambre visual: cuando son los ojos y no el estómago quienes nos impulsan a comer un plato que se ve apetitoso.
- Hambre olfativa: el impulso de comer algo por sentirnos atraídos por su olor.
- Hambre bucal: lo que nos hace sentir la necesidad de masticar algo por ansiedad.
- Hambre estomacal: el hambre real y físico, que ocurre cuando el estómago está vacío.
- Hambre corporal o celular: se basa en las necesidades energéticas del cuerpo.
- Hambre mental: la información que guardamos sobre dietas, calorías y alimentación en general.
- Hambre del corazón: la que está ligada a las emociones y nace de impulso de comer en respuesta a estas.
- Hambre del tacto: es el impulso que se siente al sentir la textura, peso o humedad de un alimento.
- Hambre del oído: al pelar o escuchar cómo suena la preparación de algo es posible que suceda el impulso por comerlo.
2. Es un proceso difícil
Tomar consciencia no tiene por qué convertirse en una situación difícil. Solo hay que reducir la velocidad de lo que se hace y poner atención plena a lo que consumimos y cómo lo hacemos.
Da un bocado, siente los aromas, sabores y texturas, presta atención a lo que haces e intenta identificar cómo te sientes ante la comida. Si te percibes ansioso e inquieto, toma una pausa, respira dos veces y continúa.
3. Lleva demasiado tiempo
Cuando se trata de personas ocupadas, la alimentación consciente puede parecer una pérdida de tiempo. Muchos comen mientras trabajan, leen o conducen, pero eso es parte de los malos hábitos.
Al principio, mientras se aprende el paso a paso puede que tome su tiempo. Sin embargo, al tener práctica en el proceso y saber cómo llevar a cabo un mindful eating, no requerirá más de 15 minutos.
4. Comer consciente es para comer saludable
No es necesario asociar la alimentación consciente con la comida saludable. Son dos puntos distintos.
Sin embargo, existe una tendencia a comer saludable luego de comenzar con el mindful eating, porque las personas se dan cuenta de las respuestas de su cuerpo a los productos poco nutritivos. Esto lo hace un mito de la alimentación consciente.
5. La alimentación consciente se usa para bajar de peso
Puede que pierdas peso al aplicar el mindful eating o puede que no. De hecho, es uno de los principales mitos de la alimentación consciente.
La realidad es que el objetivo de esta práctica no es bajar de peso, sino poner atención plena en las conductas alimenticias y en cómo se siente el cuerpo respecto a la comida. Bajar de peso o no es algo secundario.
Principales beneficios de la alimentación consciente
Los beneficios de la alimentación consciente son varios. Estos te ayudarán a decidir si lo que necesitas en tu vida es el mindful eating o no:
- Permite disfrutar de la comida: al ser un método de tomar consciencia sobre lo que estás consumiendo, podrás saber qué disfrutas al comer y por qué. Lo que se busca es que identifiques qué te hace sentir cada comida.
- Ayuda a construir una mejor relación con los alimentos: tomando consciencia de lo que te hace sentir cada plato buscarás los que más disfrutas y sentirás la hora de la comida como un espacio del disfrute.
- Previene los problemas alimenticios: la alimentación consciente ayuda a prevenir problemas alimenticios, mejorando la relación con la comida. Minimiza sensaciones como la ansiedad, la culpa o el arrepentimiento al otorgar consciencia de lo que se hace.
Despídete de los mitos de la alimentación consciente
Dile adiós a los mitos de la alimentación consciente y decide si es lo que necesitas para mejorar tu relación con la comida. Investiga bien lo referente a cada dieta que te propones e intenta poner en práctica aquellos consejos que se adaptan a tu búsqueda.
Muchas veces nos dejamos llevar por información errónea que nos influye de manera negativa al planear abordajes nutricionales. Consulta con un profesional si tienes más dudas.
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