07 noviembre 2019

Las 4 etapas de la vida


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LAS 4 ETAPAS DE LA VIDA 
Fue casi durante sus últimos años cuando Carl Jung volcó gran parte de su trabajo en un objetivo: la iluminación.
Iluminación entendida como ejercicio de transmisión de conocimiento. Su intención era facilitar un ejercicio de reflexión al gran público por el que cualquier persona fuera capaz de entender que la sabiduría es lo que da la libertad y la felicidad.
Así, y tomando sus propias palabras, nuestra visión solo se aclarará cuando miremos a nuestro interior, cuando entendamos nuestros sueños y esos procesos de nuestra psique. En ese momento, justo cuando entendamos qué hay dentro, despertaremos.
1. La etapa de Hércules o el atleta
Como bien señalábamos al inicio, la teoría de Jung sobre las etapas de vitales parte del concepto de los arquetipos. De este modo, la primera fase de nuestra existencia representa la figura de Hércules o el atleta. Es en efecto, un héroe, todo él reluce, nos llena admiración, representa el atrevimiento y la gallardía, pero también el culto al cuerpo.
Hércules representa la fuerza y también la vistosidad corporal. Así, durante la primera etapa vital es común que nos obsesionemos por lo físico, tanto por el nuestro como por el de los demás. Vivimos observando nuestro reflejo en los espejos y valorando la belleza y la fuerza ajena, como si ese conjunto fuera la clave del éxito.
2. Apolo o el mundo del Guerrero
Poco a poco, y según la teoría de las 4 etapas de la vida según Carl Jung, vamos dejando esa fijación por la apariencia para centrarnos en otras metas. Queremos poseer, conquistar, acumular… Nos alzamos como auténticos Apolos en busca de nuevos logros para sentirnos bien.
Esta conducta nos aboca a menudo al egoísmo, a querer lo que tiene el otro, a subir en escalafones, a batallar en nuevos escenarios para alcanzar éxitos. Somos guerreros materialistas que no miran el mundo desde el corazón y que viven centrados en el ansia por conseguir refuerzos, cosas y nuevas sensaciones.
3. El sacerdote o la sensación de carencia
En la tercera etapa de nuestra existencia, según la teoría de Carl Jung, acontece algo bastante común: la sensación de carencia. El ser humano toma conciencia de que todo lo logrado hasta el momento no lo hace sentir completo; ansía un cambio.
Este giro de sentido vital hace que la persona se vuelque entonces en los demás. Se alza por tanto el arquetipo del sacerdote, aquel que deja de estar apegado a lo material para centrarse más en lo emocional, en ayudar a los suyos, en conferir apoyo. Su objetivo es «dar», proyectar lo que uno es, lo que uno siente y posee para beneficio ajeno.
4. La etapa espiritual de Hermes
En la cuarta fase de la teoría de las 4 etapas de la vida según Carl Jung, se abre un momento donde dar un paso más. Es ese donde seguimos teniendo la sensación de que en nosotros falta algo. Ayudar a otros, ofrecer, atender, cuidar e incluso amar no es suficiente y, por tanto, ansiamos algo más.
Esa búsqueda nos lleva al plano espiritual. Ya hemos trascendido a lo puramente material e incluso a lo afectivo, para observarnos a nosotros mismos desde el exterior y entender que aún podemos mejorar un poco más. Podemos hacerlo siendo virtuosos, cultivando nuevos saberes, aprendizajes, elevando el conocimiento al máximo para entender a su vez, que todo está conectado, que el ser humano puede ser excepcional.
Esta idea encaja muy bien en las palabras de Lao-Tse, ¿puedes alejarte de tu propia mente y así entender todas las cosas? Dar luz, aprender, tener sin poseer, actuar sin expectativas, liderar y no tratar de controlar: esta es la virtud suprema
Lla teoría de las etapas vitales de Jung representa nuestra búsqueda. Conforma de algún modo, ese camino donde ir alcanzando la autorrealización a medida que nos volvemos más humildes, menos aferrados a los aspectos materiales.

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