Se dice que leer te transporta a otros mundos, ofreciéndote al mismo tiempo la posibilidad de adoptar otros roles. Además, hoy sabemos que en nuestro cerebro se producen multitud de procesos cuando leemos que apuntan también en esta dirección. Te explicamos a continuación cómo funcionan.
Leer es una actividad muy estimulante para el cerebro y aporta una gran cantidad de beneficios a corto y largo plazo, como reducir el estrés, mejora la calidad del sueño, aumenta nuestro vocabulario y memoria e incluso se relaciona con una mayor inteligencia. Sin embargo, pocos conocen los mecanismos que se ponen en marcha en el cerebro cuando leemos.
En general, la lectura se plantea como un proceso de decodificación de grafías que llevan en última instancia a un significado. Desde el punto de vista de la investigación es interesante conocer todos los pequeños procesos que tienen lugar a una misma vez, de forma que se puedan identificar todos los pasos y esto ayude a personas que tienen problemas en el aprendizaje.
Hasta hace poco, averiguar a tiempo real qué procesos tenían lugar en el cerebro cuando leemos era realmente difícil. Ahora, gracias a la resonancia magnética funcional y otras técnicas, la neurociencia permite ver la actividad cerebral durante el transcurso de una tarea. Además, de forma más global, la neurociencia está interesada en conocer la relación entre lectura y cognición, emoción, aprendizaje y rendimiento cognitivo.
De las palabras al significado
Solo en 400 milisegundos se activa el área posterior izquierda del cerebro, donde se encuentran áreas de codificación ortográfica y fonológica, tras encontrarse con una palabra impresa. Si ya conocemos la palabra, de forma inmediata se produce la identificación morfológica, sintáctica y semántica.
El reconocimiento morfológico es el proceso más básico, por el que, gracias a la activación de áreas frontales izquierdas del cerebro, reconocemos las letras que forman la palabra, para después identificarla. Por su parte, en el reconocimiento sintáctico se reconoce si se trata de un nombre o un verbo, y si hace referencia al pasado, presente o futuro. De esta forma, se crean o se reconocen relaciones entre palabras.
Estos procesos tienen lugar en diferentes áreas cerebrales, de forma paralela e interconectada. Teniendo en cuenta el proceso descrito anteriormente, cuando vemos una palabra, se activa la corteza visual, y se transfiere al giro angular.
En este momento, se convierte en una representación fonética que es enviada al giro fusiforme anterior, pasando entonces a regiones temporales y frontales, como el área de Wernicke, donde se accederá al significado y comprensión de las palabras. Es entonces, cuando de ahí la información del significado y la identificación morfológica se vuelven a encontrar en el giro frontal anterior inferior para integrarse.
Comprensión del texto
Una vez se han comprendido las palabras leídas, es el momento de analizar las relaciones semánticas y sintácticas entre las mismas. Por ejemplo, el orden que mantienen las palabras, los tiempos verbales, complementos, información sobre el sujeto…
Este procesamiento de tipo sintáctico parece tener lugar en los lóbulos frontal izquierdo y temporal anterior. Entonces, se traslada al giro inferior izquierdo para el procesamiento temático y sintáctico, más relacionado con la interacción sujeto-verbo, así como para la evaluación de la intención semántica de la frase completa.
Al mismo tiempo, se ponen en marcha mecanismos que detectan efectos de incongruencia o novedad relacionados con las corteza frontal inferior. En este caso, cuando leemos frases incongruentes se produce una mayor activación de este área que cuando leemos algo coherente.
La comprensión de lo que leemos también está relacionada con la memoria, ya que para acceder a significados más amplios recurrimos a nuestra experiencia. Por ejemplo, algunas regiones temporales del cerebro se activan especialmente cuando leemos información relacionada con personas y herramientas.
En este sentido, un grupo de investigación de Carolina del Sur y de California, encontraron en un estudio con resonancia magnética funcional que las palabras evocan conexiones con el mundo real. Es decir, activan áreas de la misma forma que si se experimentaran. Un ejemplo es que palabras con un significado relacionado con algo manipulable, provocó la activación de áreas relacionadas con la planificación y ejecución de tareas, o áreas motoras implicadas.
Procesamiento emocional y cognitivo
Las emociones son el resultado de un proceso cerebral localizado principalmente en el sistema límbico. En esta área se encuentra el hipotálamo, una región cerebral muy implicada en la memoria y aprendizaje. Es por ello que la emoción es un proceso fundamental para consolidar nueva información.
Además, la emoción durante la lectura activa redes atencionales. De hecho, hay mecanismos específicos para el léxico emocional. Se ha observado que leer palabras con carga emocional, como podrían ser erótico o grosero, provoca un aumento del tiempo que pasa la persona atendiendo a las mismas, frente a palabras neutras. Por tanto, las historias emocionalmente estimulantes son además útiles para activar redes motivacionales y atencionales.
En este sentido, la corteza prefrontal dorsolateral y la corteza cingulada dorsal anterior se activan mientras leemos, ya que se ponen en marcha procesos de atención, planificación, asociación y monitoreo de la información.
Por último, la corteza prefrontal se activa para integrar toda la información, mientras que el cingulado anterior se mantiene atento y centrado en lo que se sigue leyendo de forma más literal.
«Un lector vive mil vidas antes de morir. El que nunca lee solo vive una«.-George R.R. Martin-
La lectura
La estimulación que se produce en el cerebro cuando leemos es muy alta. Activa muchas regiones casi al mismo tiempo, lo que supone un beneficio a largo plazo, mejorando la cantidad y la calidad conexiones.
Además, la neurociencia ha comprobado que leer te hace vivir más experiencias (al menos cerebralmente) y entrena el procesamiento de las emociones, haciéndote más inteligente también a nivel emocional.
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