28 mayo 2019

Helioterapia o cómo curarte con pequeñas dosis de sol

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El buen tiempo permite disfrutar de baños de sol integrales, una práctica saludable que aumenta las defensas y la vitalidad.

Dr. Pablo Saz
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Seguro que alguna vez hemos experimentado la grata sensación de tomar el sol, y lo hemos expresado diciendo que es agradable sentirlo. Siempre que se vaya a tomar un baño de sol mi consejo es que se disfrute con él, y que por supuesto no se esté ni un segundo más si la sensación se vuelve incómoda.
A partir de mayo, la mayor parte del tiempo resulta muy agradable disfrutar del sol estando a la sombra. Esto parece contradictorio, pero en realidad seguimos tomando baños de luz y radiación solar refleja, que también es importante para la salud.
Respetar nuestras sensaciones y disfrutar al hacerlo está por encima de cualquier otro consejo o método de cómo tomarlo. La primera pauta es, pues, que el sol debe resultar agradable; por eso, si el sol directo no se disfruta, lo mejor es permanecer a la sombra.

Aprende a aprovechar los beneficios de los baños de sol

Notar la placentera sensación de calor que invade el cuerpo nos hace pensar en muchos de los porqués que todavía se plantea la ciencia, sobre la cantidad de energía que el sol puede transmitir a nuestro cuerpo y sobre el hecho de que hoy existan ciertas personas que, según se afirma, son capaces de vivir de esta energía de luz sin apenas tomar alimentos, como recoge P.A. Straubinger en su película Vivir de la luz.
Nuestro cuerpo está diseñado para el contacto a diario con los elementos naturales: el sol, el aire, la tierra y el agua. Pero muchas personas limitan este contacto. Si bien conectamos con el aire y el agua, el contacto con la tierra y con el sol no es tan frecuente.
Para sentir la importancia del sol en nuestra vida basta con contemplar unos días el amanecer. Veremos cómo de pronto el azul profundo de la noche abre paso a una gran gama de colores: todo el espectro visible va a ejercer una acción sobre nosotros –se trata de una cromoterapia natural– y lo captamos a través del ojo y de la piel.
Las plantas captan el dióxido de carbono y desprenden oxígeno, y nuestras células cerebrales se dan cuenta de este cambio, produciendo reacciones de liberación de neurotransmisores en cadena. Esta práctica de ver la luz del sol y respirar al amanecer se utiliza para tratar las depresiones.

El sol como terapia

La radiación solar actúa en nuestro organismo de varias maneras:
  • Forma indirecta (la de mayor influencia). Es la que produce el sol modificando nuestro entorno a través de la ionización atmosférica, los campos eléctricos y magnéticos de la Tierra y el efecto de las ondas electromagnéticas. También las variaciones de actividad solar influyen sobre el organismo induciendo cambios en la coagulación de la sangre y en el colesterol.
  • Forma directa (inmediata)Es la que produce el sol sobre la retina y la piel.
El sol ejerce numerosos efectos positivos sobre el organismo, como:
  • Activación de las funciones metabólicas. Incremento del anabolismo celular de la calcemia y de la fosforemia, facilitando la asimilación de calcio a través de la vitamina D.
  • Estimulación de las glándulas endocrinas. En particular, sobre la tiroides y las glándulas sexuales.
  • Estimulación de la musculatura, aun sin hacer ejercicio.

El clima influye en tus niveles de azúcar en sangre

El origen de la helioterapia

La capacidad terapéutica del sol se conoce desde hace siglos y está presente en las culturas médicas que conocemos. La civilización griega estructuró la helioterapia y la gimnasia (gimnos: "desnudo"), practicando la heliosis en la orilla del mar o la heliasterium en la terraza de las casas, y el movimiento desnudo en los estadios.
Para muchos, el naturópata Arnold Rikli (1823-1906) es el padre de la helioterapia moderna. Autor del libro Medicina natural y baños de sol, fundó en 1855 una clínica en Wolfsberg en la Carintia (Austria) donde se trataban enfermos venidos de todas partes.
El método se fundamentaba en la teoría de que "no hay vida sin aire, ni salud sin sol". Su diferencia con el hecho de tomar solo el sol radica en tres puntos:
  • Práctica sistemática
  • Con el cuerpo desnudo
  • Con fines terapéuticos
Los enfermos en Wolfsberg se levantaban al amanecer y hacían ejercicios al aire libre. Después de este baño de aire tomaban baños de sol boca abajo, entre 20 y 60 minutos. Luego se les aplicaban baños de temperatura gradualmente más fría, duchas Kneipp y masaje.

A comienzos del siglo XX, Auguste Rollier, médico suizo (1874-1954), instaló en Leysin la primera clínica destinada exclusivamente a la cura solar de la tuberculosis quirúrgica.
Cuando llegaba el enfermo, lo primero que se hacía era acostumbrarlo a vivir constantemente al aire libre (de 3 a 10 días). Una vez logrado este objetivo se le habituaba al baño de sol, hasta que la piel adquiría el color achocolatado. Entonces era cuando empezaba el verdadero tratamiento helioterápico.

Evidencias científicas

Rollier publicó más de 154 trabajos científicos sobre helioterapia y fue de los primeros en emplear la fotografía como prueba de las virtudes de su terapia. Dejó documentación sobre sus efectos curativos.
Numerosos estudios revelan los efectos saludables del sol: aumento de la ventilación pulmonar, de hematíes, leucocitos, hemoglobina, anticuerpos y de sustancias defensivas plasmáticas, y mejora de la irrigación sanguíneaperiférica.
Otros, realizados entre determinados grupos de población, como los mineros, señalan que tras recibir baños de sol se es menos propenso a gripes y resfriados.

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Helioterapia visual directa

Es una técnica apreciada por la medicina naturista por su acción general inespecífica, capaz de regular los ritmos del organismo y aumentar la vitalidad, la serenidad y la capacidad de concentración. Se puede practicar al amanecer o a primeras horas de la mañana.
Consiste en:
  • Sentarse cómodamente al sol, cerrar los ojos y sentir su presencia sobre los párpados.
  • Se comienza por sesiones de 5 minutos.
  • Cada dos días se aumentan 5 minutos, hasta llegar a 20 minutos como máximo.

Tipos de radiación solar

El sol emite distintos tipos de radiaciones y cada una posee efectos peculiares sobre el organismo.

Radiación infrarroja

Transmiten calor y son responsables del enrojecimiento de la piel cuando se toma el sol, debido principalmente a la dilatación de los vasos sanguíneos.
En la radiación infrarroja se establecen dos grandes grupos:
  • Radiaciones situadas entre los 760 y los 1.500 nm (nanómetros) de longitud de onda. Penetran en los tejidos pero son poco absorbidas.
  • Radiaciones de más de 1.500 nm, absorbidas por las células epidérmicas y dérmicas.
La forma de saber que este calor es beneficioso es sentirlo agradable.

Radiación ultravioleta

La radiación ultravioleta, de menos de 400 nm de longitud de onda, es de mayor frecuencia y energía que la infrarroja y a ella se deben las modificaciones biológicas más importantes producidas por la radiación solar.
  • Los rayos ultravioletas de tipo A (UVA). Son capaces de activar los melanocitos que pigmentan la piel.
  • Los rayos ultravioleta de tipo B (UVB). Transmiten mayor energía y pueden producir quemaduras, si bien son los responsables de la síntesis de la vitamina D, necesaria para que el calcio y el fósforo se fijen en los huesos.

¿Por qué nos ponemos morenos?

Dado que los niveles altos de melanina cutánea actúan como protector solar natural, la tez oscura puede inducir a deficiencia de vitamina D.
Las personas de piel blanca captan muy bien la radiación solar para sintetizar la vitamina D, sin embargo las de tez oscura requieren exposiciones prolongadas al sol para que este penetre en su piel y pueda producir vitamina D. La piel se oscurece al ser expuesta a luz UV, lo que le otorga una mayor protección. Este es el sentido fisiológico del bronceado.


Sol y vitamina D: los mejores aliados contra el cáncer de piel

4 efectos beneficiosos de la exposición al sol

Bajo la acción del sol se producen numerosos efectos a nivel local y general. Entre los efectos locales de la exposición al sol destacan:

1. Acción sobre la circulación periférica

Normalmente se produce una mejora de la circulación. Pero si nos excedemos se produce el eritema solar, que se presenta rápidamente o, a veces, a las pocas horas, y que alcanza su máxima intensidad entre las doce y las veinticuatro horas. El proceso desencadenado no pasa de ser una ligera inflamación sin más consecuencia que la descamación y el prurito.
En algunos casos, la evolución es menos favorable y el eritema va seguido de la aparición de flictenas, vesículas o quemaduras. Las quemaduras más graves se producen entre el mediodía y las dos de la tarde.

2. Aumento de la temperatura local

Se determina por las radiaciones superiores a los 760 nm.

3. Sudoración

Característica de una exposición prolongada, se debe de la estimulación directa o bien a la liberación de histamina, que provoca la secreción de las glándulas sudoríparas.

4. Pigmentación cutánea

Su intensidad aumenta progresivamente hasta un máximo de cuarenta díastras la iniciación de la radiación solar, interviniendo el sistema endocrino, sobre todo la hipófisis, la tiroides y las suprarrenales. Este tiempo es de adaptación a la toma progresiva de sol.
Terapéuticamente, la pigmentación es un fenómeno de regulación de la acción de la luz, al constituir una barrera para la acción solar. La melanina puede absorber radiaciones de menos de 300 nm, lo que le confiere una función de filtro para la protección dermoepidérmica.
Sin embargo, ciertos autores (Rollier y Rosselo) le dan una función transformadora: sería capaz de convertir los rayos luminosos y ultravioleta en otros de mayor actividad y modificantes celulares, con lo que se obtendría un efecto proteinoterápico que elevaría la vitalidad y resistencia orgánica. Esta línea de investigación le confiere una actuación sobre el sistema inmunitario.
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Baños de sol seguros

La mayoría de personas tienen la capacidad de adaptarse al sol, que puede tomarse gradualmente en dosis moderadas, sin usar cremas. Existen ciertas consideraciones a tener en cuenta para ganar en seguridad:
  • El entorno marca diferencias. El sol de montaña se caracteriza por su riqueza en radiaciones directas y ultravioletas; en el sol de playa predominan las radiaciones reflejadas y difusas, ambas ricas en ultravioleta y pobres en infrarrojos.
  • La estación del año también afecta. Es erróneo suponer que la helioterapia es exclusiva del verano, puesto que es posible practicarla en cualquier época del año. Incluso tiene mayor eficacia en invierno al ser el organismo más receptivo y la atmósfera más rica en radiación difusa.
  • Los rayos solares deben recibirse directamente. Debe tomarse el sol directo, sin atravesar vidrios u otros medios que puedan absorber parte de las radiaciones. Será pues mejor sobre el cuerpo desnudo, con un sombrero para proteger la cabeza y gafas ahumadas, preferentemente homologadas, para preservar la vista.
  • La duración de la exposición varia a lo largo del año. Como norma, el sol se debe tomar una hora en primavera, media hora en verano y hora y media en otoño e invierno. Hay que comenzar con dosis periódicas pequeñas, sin superar el bienestar subjetivo de la persona. No ha de haber sensación excesiva de calor y la piel debe permanecer seca y sin cremas protectoras.
  • Sin cremas solares protectoras. Existen reacciones o alergias solares que son realmente alergias a las cremas solares. Si bien la utilización de cremas protectoras solares protege del efecto de eritema o quemadura, no preserva del efecto desencadenante del melanoma, e incluso al proteger de la quemadura deja sin respuesta la primera opción de aviso que tiene el cuerpo para quejarse, porque ya se ha tomado demasiado el sol, lo cual crea confusiones.
  • La aplicación debe ser progresiva. Las sesiones deben ser cada día más largas para que el organismo se acostumbre, atendiendo a la respuesta individual. En caso de aplicación sobre zonas reducidas, las medidas son simples: basta con descubrir la zona correspondiente y exponerla al sol, durante tiempos crecientes, habitualmente cinco minutos por día. Si el tratamiento es general, ha de tenerse mayor precaución, siendo conveniente comenzar cubierto con ropa ligera, para seguir luego sobre zonas desnudas que partiendo de los pies se irán ampliando hasta alcanzar todo el organismo.
El sol es un buen amigo y nos regala luz, calor y vida. Todos podemos beneficiarnos de su acción positiva disfrutando tranquilamente de su compañía sin protección y en pequeñas dosis.
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Calendario de temporada: 12 alimentos para comer en junio

Resultado de imagen de albaricoque ciruela melocotonLa primavera encara su recta final, con el verano a la vuelta de la esquina, y eso se refleja en las temperaturas... y en nuestro organismo. Es el momento de aprovechar los alimentos propios de la estación, nutritivos pero ligeros y jugosos.

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Cuando hace calor, nuestras necesidades cambian: tenemos más sed y menos apetito. Sin embargo, es necesario continuar nutriéndose y, para eso, una forma de orientarse es elegir los alimentos de la estación.
Las frutas se hacen más grandes y jugosas, por lo que nos aportan ese extra de agua que necesitaremos a medida que aumenten las temperaturas: un agua en su forma más asimilable y orgánica, complementada con vitaminas, minerales y azúcares que llenan de energía y bienestar. Lo mismo sucede con las hortalizas: las más veraniegas empiezan ahora a llegar a los mercados.

Por otro lado, sudamos más, con lo que no solo perdemos agua sino también minerales y oligoelementos. De ahí que cobren especial importancia ensaladas, zumos y batidos o sopas frías, en los que podrás incorporar abundantes vegetales crudos o ligeramente cocidos, con toda su riqueza nutritiva.
Ahora bien, no es cuestión de empezar a comer todo frío de un día para otro. De hecho, la medicina tradicional china aconseja huir de los extremos en la temperatura de comidas y bebidas. Se trata de encontrar un equilibrio entre la temperatura ambiental y la interna, aumentando la proporción de alimentos crudos y optando por las cocciones ligeras.
El órgano que rige según la medicina tradicional china sigue siendo el hígado durante la primera parte del mes, pero entramos en una nueva fase y poco a poco el corazón irá requiriendo más nuestra atención. Al corazón le gustan los sabores amargos de acuerdo con la medicina china, mientras que el exceso de alimentos salados le resta energía.


¿Qué alimentos están de temporada en junio?

En este mes no hay excusa para no llenar la cesta de la compra de frutas de todos los colores. Se consolidan las frutas de hueso, como el albaricoque, la ciruela, la cereza o el melocotón, que si en las semanas anteriores llegaban titubeantes ahora ya no hay a quien se le resistan.
Los melocotones que están mejor a final de primavera son los de melocotones de agua junto a las nectarinas. Encontrarás también ya los primeros paraguayos, especialmente aromáticos. Como los albaricoques, te ofrecerán el betacaroteno que tu piel necesita para empezar a prepararse para el verano.
Podrás elegir entre cada vez más variedades de ciruelas y lo mismo te sucederá con los melones, que a medida que se acerque el verano irán ganando dulzor. Las cerezas están a su vez en su mejor momento y es en junio cuando coinciden más variedades en su maduración.
Sigue habiendo tiempo para disfrutar de las fresas y también de los nísperos, aunque poco y habrá que irse despidiendo de ellos. Según el clima, puede que queden algunas naranjas, pero serán las últimas: después serán todas de cámara.
Por si te parecen pocas las notas de color que te ofrece la fruta en esta temporada, irrumpen también las primeras bayas del verano: primero las frambuesas y después, poco a poco, los arándanos y las grosellas... Te aportarán buenas dosis de antioxidantes que te ayudarán a cuidar de tu sistema cardiovascular y de tu piel.
Tímidamente llegarán las nuevas peras del año, inaugurando la temporada de verano. Junto a ellas, las brevas, esos higos que en otoño quedaron adormilados en el árbol y que ahora, con el calor, maduran y nos alegran el principio del verano.
La huerta no es menos generosa en verduras y hortalizas en esta época. Aún se pueden encontrar espárragos, acederas, berros, ajos tiernos, rábanos, zanahorias, remolacha, judías verdes, patatas nuevas, cebollas tiernas... pero además se suman ya en plena forma calabacines, pimientos y lechugas de verano.
Poco a poco llegarán tomates y los puerros de verano. Y estarán a punto las hojas de verdolaga, para añadir a tus ensaladas.

12 frutas y verduras de la estación: ¡incorpóralas a tu menú!





lechuga-maravilla-junio. 1. Lechuga maravilla remineralizante
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1. LECHUGA MARAVILLA REMINERALIZANTE

Las hojas carnosas y ligeramente violáceas de la lechuga maravilla son ideales para elaborar vistosas y crujientes ensaladas repletas de nutrientes. Y es que, en general, la lechuga aporta pequeñas cantidades de gran variedad de minerales, como el hierro y el potasio.
La lechuga tampoco se queda corta en vitaminas. Al igual que en otras verduras de hoja, destaca su riqueza en ácido fólico, aunque también aporta una cantidad nada despreciable de las vitaminas C y A.



frambuesas-junio. 2. Frambuesas ricas en antioxidantes
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2. FRAMBUESAS RICAS EN ANTIOXIDANTES

Las frambuesas son posiblemente las más delicadas de las bayas y siempre sorprenden con su textura aterciopelada y su ligera acidez. Aunque ahora las encuentres fácilmente en el supermercado durante todo el año, es en los meses de buen tiempo cuando maduran de forma natural.
Entre sus vitaminas destacan ante todo dos vitaminas antioxidantes: la C y la E. Al poder antioxidante de estas vitaminas se suma otro igual de valioso, el de sus antocianinas, el pigmento que les da un tono morado al madurar.
Contienen asimismo una sustancia denominada reosmina que aumenta el metabolismo y reduce la absorción de las grasas, lo que puede interesar a quienes desean bajar de peso. Además, la textura firme revela una abundancia de fibra que, al combinarse con el agua, produce sensación de saciedad.
Elígelas bien maduras: están más ricas y contienen hasta el doble de reosminas y otros polifenoles antioxidantes que las cosechadas antes de tiempo. La potencia antioxidante es también mayor en las bayas de cultivo ecológico.



calabacin. 3. Calabacín para aligerar
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3. CALABACÍN PARA ALIGERAR

Esta es otra de esas hortalizas que ya vemos todo el año en las verdulerías, pero que consumida en su temporada natural presenta una firmeza y un dulzor que cuesta encontrar en los ejemplares de invernadero.
Para adelgazar son una gran opción. No solo son ligeros sino que su abundante agua y volumen los hace muy saciantes. Además se consideran diuréticos y suavemente laxantes gracias a su aporte de potasio y fibra.
La fibra se concentra sobre todo en la piel, por lo que conviene comerlos sin pelar. Además, nutre la microbiota y además desinflama las mucosas digestivas. Por ello se aconseja para recuperarse de trastornos intestinales.
Su riqueza vitamínica se aprovecha mejor si se comen crudos o muy poco cocidos: aportan vitamina C, ácido fólico y pequeñas cantidades de otras vitaminas del grupo B.



breva-junio. 4. Brevas, de calcio van llenas
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4. BREVAS, DE CALCIO VAN LLENAS

Los higos grandes que cuelgan de la higuera en estas fechas son brevas. Son frutos que no consiguieron madurar el año pasado, que han "hibernado" y se han desarrollado a lo largo de la primavera. El mismo árbol dará higos a finales de agosto y en septiembre.
Se caracterizan por contener más agua y menos azúcares que los higos. Con unas cuantas le estarás haciendo un regalo a tus huesos, pues abundan en calcio: casi 100 mg en dos brevas.
Puedes comértelas como los higos, como fruta de mesa o en tus ensaladas, macedonias o smoothies. La piel arrugada indica que están maduras y listas para disfrutar, pero no las conserves en la nevera: no les gusta el frío.



albaricoque-junio. 5. Albaricoques para proteger la vista y la piel
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5. ALBARICOQUES PARA PROTEGER LA VISTA Y LA PIEL

Llegaron con la primavera pero en junio están en plena temporada. Los pequeños y amarillos, de piel aterciopelada, están ahora muy dulces.
Para la piel y la vista el albaricoque resulta excelente por su riqueza en betacaroteno, el pigmento antioxidante que lo hace más anaranjado y que en el cuerpo se transforma en vitamina A. Se suma a ello que aporta luteína, un pigmento amarillo que protege la retina y previene la pérdida de visión.
Se podría decir, además, que es una fruta antiaging y no solo por el betacaroteno. Los albaricoques proporcionan también una buena dosis de vitaminas C y E, ambas antioxidantes, así como de catequinas y otros flavonoides que actúan contra los radicales libres que dañan los tejidos del cuerpo en general.



cebolla-tierna. 6. Cebolla dulce para tus ensaladas
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6. CEBOLLA DULCE PARA TUS ENSALADAS

A lo largo de la primavera hemos podido disfrutar de las cebollas tiernas, más suaves que las que han madurado completamente. Puedes seguir disfrutando de la cebolla tierna, pero, si te gustan las cebollas suaves, otra muy buena opción es elegir variedades dulces, que ahora empiezan a estar listas.
En realidad, lo que determina el dulzor de la cebolla es en parte el suelo en el que se ha cultivado. El sabor de la cebolla puede ser acre cuando es muy rica en compuestos azufrados, de propiedades antibióticas, cardioprotectoras y anticancerígenas. Pero hay cebollas cultivadas en suelos con menor concentración de azufre en las que sobre ese toque acre predomina un sabor dulce delicioso.
Es el caso, por ejemplo, de las cebollas de Fuentes del Ebro, que se empiezan a cosechar a final de junio y pueden disfrutarse hasta diciembre. Son muy tiernas, pues contienen más agua, y su sabor es suave.
Además de aportarte compuestos azufrados, las cebollas enriquecen tus ensaladas con un extra de vitamina C y ácido fólico



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7. TOMATES DE PERA CON TODO EL SABOR

Es uno de los primeros tomates de la temporada y se nota mucho la diferencia entre comprar un buen tomate de pera madurado al sol y uno de cámara.
Las tres vitaminas antioxidantes abundan en el tomate: 200 g proporcionan el 80% de la vitamina C que se precisa al día, el 30% del betacaroteno o provitamina A y la cuarta parte de la vitamina E.
El pigmento rojo que les da color es el licopeno, un antioxidante cuyo consumo se ha relacionado con un menor riesgo de sufrir ciertos tipos de cáncer, como el de próstata. El licopeno se asimila mejor cuando se cocina el tomate y se acompaña de alguna grasa, como un poco de aceite.
El tomate de pera es todo carne, idóneo para utilizar en las ensaladas, pero también en sopas frías y recetas cocinadas. El típico olor a tomatera tiene en su caso notas florales y cítricas. Aderézalo con una pizca de sal para sacar lo mejor de su sabor.



Verdolaga. 8. Verdolaga, un extra de omega-3
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8. VERDOLAGA, UN EXTRA DE OMEGA-3

Las verduras silvestres suelen atesorar abundantes nutrientes. Es el caso de la verdolaga, que te puedes encontrar fácilmente en los paseos por el campo a partir de finales de primavera
Su riqueza mineral se refleja en sus aportes de magnesio y hierro. Sin embargo, en lo que más destaca esta verdura silvestre es en vitamina C, que facilita la asimilación del hierro. Además tiene la particularidad de que es una de las pocas verduras frescas que contienen omega-3. En 60 g hay unos 180 mg de ácido alfalinolénico, tanto como en dos nueces.
Sus hojas carnosasalgo ácidas y picantes, transforman cualquier ensalada de verano en un plato excepcional. Si además la aliñas con aceite de nuez y limón se convierte en una auténtica delicatessen.
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9. JUDÍA PERONA ROJA

La judía tierna es una de las pocas legumbres que se consume fresca y con la vaina, así que vale la pena aprovechar su temporada de principio a fin. Y por suerte es larga, pues llegó a principios de primavera y se quedará con nosotros hasta finales de verano.
Su fama de verdura sana es bien merecida: a sus propiedades digestivas, depurativas y remineralizantes hay que añadir su riqueza nutritiva, pues aporta abundante vitamina C, ácido fólico y vitamina B6. También aporta hierro y abundante fibra (3%).
Además de la clásica judía perona, en los últimos años se encuentra más fácilmente una variante con vetas moradas. Ese color se lo dan las antocianinas, unos pigmentos antioxidantes que la planta desarrolla para protegerse y que en nuestro organismo podemos aprovechar para combatir la oxidación celular.
Cuando las cuezas, las judías rojas pierden ese marcado tono morado y se vuelven verdes; no las cuezas en exceso para aprovechar bien sus vitaminas y preservar sus antioxidantes.
Son una deliciosa guarnición aliñadas simplemente con un chorrito de aceite y un poco de sal, pero también puedes cortarlas a tiras finas y añadirlas a tus salteados, aliñarlas con salsa de sojasemillas de sésamo o dejarlas enfriar ligeramente y añadirlas a las ensaladas.



meloconton-agua-junio. 10. Melocotón de agua, dulce e hidratante
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10. MELOCOTÓN DE AGUA, DULCE E HIDRATANTE

El melocotón de agua es tan jugoso que su pulpa se deshace en cuanto le hincas el diente y sacia la sed al instante.
En China es un símbolo de la inmortalidad. Quizá sea por lo que sugiere la piel cobriza y aterciopelada y la pulpa tersa y jugosa. Curiosamente su composición nutricional parece pensada para cuidar la piel, gracias a su riqueza en betacaroteno o provitamina A, vitamina C y vitamina E.
El melocotón es diurético y contribuye a combatir el problema de la retención de líquidos, más frecuente cuando empieza a hacer calor.
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11. PIMIENTO VERDE RICO EN VITAMINA C

Arranca la temporada de pimientos. El pimiento verde es tan sabroso, ligero y nutritivo que en verano, su temporada natural, no debería faltar en la ensalada.
Si hay un campeón en vitamina C es el pimiento. Aunque esta se halla más concentrada en las variedades rojas, un solo ejemplar verde de tamaño medio aporta toda la vitamina C necesaria al día. Además contiene pequeñas dosis de ácido fólico y vitamina B6.
Y su fibra le confiere un suave efecto laxante, que viene bien cuando se tienen problemas de estreñimiento.
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12. PERITAS DE SAN JUAN CONTRA LA HIPERTENSIÓN

Entre las peras de verano una de las primeras en llegar es esta pequeña variedad típicamente mediterránea de carne blanca y crujiente, muy fácil de distinguir por su reducido tamaño.
En caso de hipertensión la pera es una fruta muy aconsejable, pues su abundante potasio y gran cantidad de agua le confieren un marcado efecto diurético y depurativo. Su fibra la hace asimismo algo laxante, lo que resulta útil para aliviar el estriñimiento.
Entre sus azúcares destaca la levulosa, bien tolerada por las personas diabéticas.