Las personas maravillosas con las que me puedo topar, me dan un mensaje de que algo debo estar haciendo bien, para tener la bendición de tropezarme con quienes ven la vida desde una perspectiva distinta, que me enseñan a admirar y a agradecer, que me simplifican mi tránsito y con ello soy capaz de ver los detalles que podría perderme.
Me encantan las personas que sonríen con solo cruzar miradas, que tienen algo de luz siempre lista para ofrecer a los demás. Se distinguen a lo lejos, porque su brillo no es común, su paso es ligero, como si el cuerpo no les pesara, si llegas a tratar con este tipo de personas, podrás notar que no tienen algo negativo que decir de algo o de alguien, por el contrario, parecen comprender desde otro nivel las acciones de los demás.
La empatía y la compasión quizás estén asociadas a una vida que ha recorrido mucho, que ha visto de todo y quizás que ha visto el sufrimiento cara a cara, pero ha encontrado la forma de vencerle y no quiere para nadie más lo que le ha tocado transitar.
Es como si conocieran la receta de la felicidad, como si supiesen en dónde deben depositar sus energías, cómo deben fluir ante la vida. Estas personas se saben únicas, pero no se creen mejores que nadie, son humildes de corazón, tomando cada paso como una oportunidad para aprender y si es posible dar.
Las personas sencillas dan sin esperar recompensas, sin esperar aplausos o una plaquita de reconocimiento. Son buenas porque lo prefieren, por elección, no porque sientan que deben hacerlo, ni que se le pasará factura o que algo sobrenatural está monitoreando sus acciones. Sienten que el mundo es un poco mejor si se suma, si se cuida, si se da y ese esquema coincide con lo que han decidido ser.
Alimentarnos con las cosas mágicas de la vida, nos colma de una energía particular, de una fuerza que nos nutre desde los más profundo. No estamos acá para demostrarle nada a nadie, solo hemos venido a ser felices. Contagiémonos de la energía que nos transmiten estas personas sencillas, colmemos al mundo de sonrisas y caricias, dejemos atrás las críticas, las carreras, las preocupaciones y ocupémonos de lo que nos hace felices.
Lo mejor de la vida está en las cosas sencillas, y aun teniendo de sobra cosas complejas, elaboradas y costosas, si no podemos apreciar las sencillas, nunca valoraremos el resto.
Por: Sara Espejo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario