Además de tener contacto con la naturaleza siempre que podamos y escapar de los entornos contaminados, también es muy importante que aprendamos a respirar de manera consciente y aprovechando toda nuestra capacidad pulmonar
Durante todo el año oímos hablar de la necesidad de hacer, de vez en cuando, una cura depurativa del hígado, los riñones, la piel o incluso del intestino.
Sin embargo, ¿por qué no hacemos una depuración de pulmones y bronquios? Estos órganos sufren día a día las consecuencias externas de la contaminación y, de manera interna, de las toxinas acumuladas.
En este artículo te explicamos cómo puedes limpiar tus pulmones y tus bronquios para mejorar el sistema respiratorio y la salud en general.
¿Qué es una depuración de pulmones y bronquios?
Una depuración de pulmones y bronquios es diferente a las que se centran en otros órganos, ya que requiere cambios importantes y sus efectos son un poco más lentos.
Por este motivo, en vez de realizarla durante 15 días o un mes, proponemos ir incorporando estos cambios en nuestra vida de manera gradual y según nuestras posibilidades.
Según la medicina tradicional china, el estado de los pulmones se refleja en la piel. Este órgano realiza su máximo trabajo de regeneración de 3 a 5 de la madrugada y le afecta muy negativamente el sentimiento de tristeza.
A continuación vamos a repasar estos tips que nos ayudarán a hacer una correcta depuración de pulmones y bronquios de manera natural.
Visita este artículo: Cómo combatir la tristeza de manera natural
Muévete y suda
El deporte no puede faltar en cualquier depuración. Sin embargo, en este caso es fundamental que realicemos ejercicio de intensidad media dos o tres veces por semana.
No hace falta que sea de larga duración. Con 20 o 30 minutos es suficiente si conseguimos activar la sudoración en este tiempo.
Si somos personas que no solemos sudar con facilidad podemos acostumbrarnos a consumir jengibre cada día para potenciarla. Lo podemos tomar en infusión, en bebidas y batidos, como condimento, etc.
Contacto con la naturaleza
Las personas que viven en entornos naturales tienen una gran ventaja sobre las que viven en las ciudades, ya que la contaminación del aire urbano perjudica mucho a nuestra salud pulmonar.
De todos modos, debemos intentar escaparnos a lugares alejados, en la montaña o la playa, que nos permitan respirar un aire más limpio siempre que nos sea posible.
En estos lugares podemos realizar también ejercicio para potenciar el trabajo pulmonar.
Cayena contra la mucosidad
La pimienta de cayena es una especia picante con muchas propiedades para la salud, entre ellas, la de mejorar la circulación, aportar calor y ayudarnos a eliminar la mucosidad.
Por este motivo es un buen complemento para nuestra depuración de pulmones y bronquios.
Empezaremos a consumirla en muy pequeña cantidad: solamente una pizca añadida a nuestros guisos diarios. Con el paso de los días iremos aumentando un poco la dosis.
Muchas personas incluso notarán que el cuerpo se lo pide, en especial en lugares de temperaturas muy extremas, tanto frías como calurosas.
Potus en la casa
Aunque vivamos en la ciudad también podemos hacer pequeños cambios para respirar un aire lo más limpio posible.
Un sencillo consejo para lograrlo consiste en poner en nuestra casa plantas de interior con la virtud de depurar el aire de sustancias tóxicas, como es el caso de los potus.
Podemos poner potus incluso en el dormitorio sin ningún riesgo. Al contrario, esta planta eliminará las partículas de formaldehido, xileno y benceno que se acumulan en los hogares y que, si las respiramos, nos pueden provocar muchos malestares.
El potus no requiere grandes cuidados. Solamente debemos tener en cuenta que es tóxica para nuestras mascotas.
Aprender a respirar
Parece una obviedad, pero debemos aprender a respirar. Si vivimos en entornos contaminados pero, además, respiramos utilizando solo parte de nuestra capacidad, nuestros pulmones tienen una función muy limitada que va a terminar atrofiándose.
Por este motivo, una solución para depurar bien todo el aparato respiratorio consiste en aprender a respirar. O, más bien, en tomar conciencia de este acto vital que la mayoría de nosotros nos olvidamos de hacer.
Solamente en algún momento sentimos la necesidad de respirar en profundidad. En general, lo hacemos con mucha discreción.
Además, hay muchas situaciones que nos generan angustia, miedo o ansiedad que todavía nos limitan más la respiración. Por este motivo, de vez en cuando, nos vemos obligados a dar un gran suspiro.
Dedica cada día unos minutos antes de acostarte a respirar de manera tranquila y profunda y notarás la diferencia.
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