Algunos probióticos y prebióticos provocan cambios en nuestro comportamiento, hasta el punto de funcionar como psicofármacos. ¿Sabes cuáles son?
Los psicobióticos son considerados como drogas neuroquímicas naturalesporque se ha comprobado que sus efectos consiguen equilibrar alteraciones emocionales o mentales.
La flora bacteriana marca tus emociones
Cuando la flora se altera, también se pueden producir alteraciones de las emociones y el comportamiento.
La relación entre la alimentación y la flora bacteriana es bidireccional.Cuando se modifica la composición bacteriana, se produce un cambio en las preferencias por unos u otros alimentos. Y también pasa lo contrario. Los cambios en la dieta modifican nuestra flora.
La forma más fácil de cambiar la flora bacteriana es tomando alimentos probióticos que contienen los microorganismos vivos que la forman. Los encontramos en pepinillos, aceitunas aliñadas, miso, chucrut, higos o kéfir de agua y kombucha...
También se puede actuar sobre la flora tomando prebióticos que contienen nutrientes no digeribles, pero que alimentan a los microorganismos de la flora intestinal. Entre otros, están en cereales integrales, calabacín, coliflor, cebolla, plátano y ciruela.
Estos probióticos (Bifidobacterium infantis, Bacillus o Streptococcus...), tomando las cantidades adecuadas de alimentos o suplementos producen un beneficio en pacientes afectados por alteraciones mentales o emocionales, ya que generan sustancias como la serotonina, con efectos ansiolíticos y antidepresivos.
También se ha comprobado en ensayos clínicos que los suplementos de probióticos en voluntarios sanos mejoraban los niveles de estrés psicológico, la ira y hostilidad, la ansiedad y la depresión.
9 alimentos psicobióticos: equilibra tu flora
Pero no todos los probióticos y prebióticos son iguales, y la mayoría no muestra unos efectos psicobióticos claros y activos. Unos y otros se han de tomar con mesura y dentro de una dieta equilibrada, puesto que una dosis excesiva de prebióticos, por ejemplo, puede producir ansiedad.
1. Plátanos y manzanas
Microbiólogos de la Universidad de Yale (EE. UU.) demostraron que los plátanos, las manzanas y las pasas pueden aumentar una variedad de la flora, la ácido láctica.
2. El kéfir
No es un yogur más. La principal diferencia es que, entre otras bacterias saludables, también cuenta con Lactobacillus kefiranofaciens, que aumentará los niveles de triptófano y serotonina, los transmisores del bienestar.
3. Cúrcuma
La dieta occidental (alta en grasas, baja en fibra) produce un aumento de unas toxinas, los lipopolisacáridos (LPS), que pueden provocar ansiedad, síntomas depresivos o pérdida de memoria. Los alimentos que tienen un efecto beneficioso sobre la microbiota y los LPS son: el chocolate, el café, el té verde, las fresas y especialmente la cúrcuma.
4. Cereales integrales
La salud intestinal depende en gran medida del aporte de fibra, que es quien nutre la flora. La encontraremos principalmente en los cereales integrales, además de en frutas y verduras.
5. Kombucha
Esta bebida, que se prepara a partir del fermentado de un hongo, contiene una cepa probiótica, el Gluconacetobacter xylinus, que ayuda a producir una gran cantidad de aminoácidos y enzimas muy útiles para el buen funcionamiento de todo el sistema.
6. La sopa de miso
Es un alimento básico de la cocina japonesa. Esta pasta elaborada con soja fermentada se encuentra dentro de los alimentos probióticos claves.
7. Chucrut
Esta col fermentada posee grandes cantidades de bacterias probióticas, como Lactobacillus y Bifidobacterium, que restablecen el pH intestinal y mejoran la absorción de nutrientes.
8. Higos, uvas y ciruelas
Son ricas en elementos fermentativos a partir de sus propios microorganismos.
9. La leche materna
Es un excelente probiótico, repleto de una gran variedad bacteriológica. Posee un probado efecto sobre la maduración del sistema inmune del bebé y el desarrollo neuronal y cognitivo a largo plazo de la persona.
Suplementos: uno para cada problema
Prescribir suplementos o alimentos ricos en psicobióticos específicos es una vía médica más natural de abordar algunos trastornos.
- Lactobacillus rhamnosus. De efecto tranquilizante, para casos de ansiedad, estrés agudo y dolor.
- Lactobacillus casei. Se ha visto que es beneficioso en el tratamiento de la fatiga crónica.
- Bifidobacterium infantis. Ayuda a normalizar los cambios del comportamiento y puede ser útil en casos de depresión.
- Bacillus. Producen dopamina, cuya falta se asocia con casos de fatiga y deficiencia de atención.
- Lactobacillus acidophilus. Destaca por su excelente acción analgésica.
5 enemigos de la microbiota
Algunos hábitos pueden perjudicar la flora y acabar afectando a nuestro equilibrio emocional.
- El exceso de azúcar. Provoca una excesiva fermentación de los hidratos de carbono y causa ansiedad e irritabilidad.
- Los aditivos alimentarios. Al igual que otros componentes de los alimentos procesados, tienen un efecto “detergente” y alteran la relación entre el moco intestinal y las bacterias, con el riesgo de provocar inflamación y obesidad.
- El estrés. Altera los microbios intestinales. Además, igual que los antiácidos, reduce la acidez gástrica, que posee efectos sobre la salud mental. El jengibre, la canela y el regaliz contribuyen de forma natural a equilibrar esos niveles.
- El estreñimiento. Produce a partir del tercer día una disminución en la concentración de Lactobacillus y Bifidobacterium, y un aumento de la ansiedad y síntomas depresivos.
- Los antibióticos. Si no nos vemos obligados a tomarlos, hay bactericidas naturales que no perjudican la flora, como son el aceite de orégano, el del árbol del té, la hoja de olivo y el ajo, entre otros.
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