13 septiembre 2021

6 señales de que fuiste educado con negligencia emocional

 efectos de la negligencia emocional de la infancia en la edad adulta


6 señales de que fuiste educado con negligencia emocional

Definir la negligencia infantil puede ser algo simple, aunque sus efectos son verdaderamente impactantes hasta una década después. La negligencia emocional o abandono emocional, sucede cuando tus padres no responden lo suficiente a tus necesidades emocionales mientras te crían.


Un niño que ha sido abandonado emocionalmente durante su crianza, tendrá heridas invisibles pero inolvidables para el resto de su vida. Y más aún cuando de adulto, no se es capaz de subsanar esas carencias e implementar una manera de superar las emociones descuidadas.

Qué es la negligencia emocional en la infancia

Has sido un niño emocionalmente descuidado si tus padres no podían cuidar de tus emociones mientras crecías. Donde tus sentimientos y el cuidado de tus emociones pasaron a un plano secundario y muchas veces fueron incluso reprimidas.

El  abandono emocional en la infancia es un fenómeno difícil de identificar para los psicólogos. A diferencia del maltrato, abuso o abandono que sufre el niño, donde los signos son evidentes de inmediato, la negligencia emocional no produce síntomas tan sorprendentes, al menos no de manera inmediata. En general, los  síntomas de un niño emocionalmente descuidado  se reconocen solo en la edad adulta.

¿Por qué la negligencia infantil puede tener consecuencias tan perdurables y poderosas? Debemos entender que esto puede suceder en todo tipo de ambientes familiares, puede suceder en entornos de familias afectuosas y educadas como en ambientes con discordia.

En segundo lugar, la falta de respuesta de tus padres no es algo que te pasó solo cuando eras niño. Cómo adulto puedes seguir experimentando esa negligencia emocional que no supiste comprender de pequeño.

De repente, ya siendo adulto, sientes que algo no está bien, pero no sabes qué es. Miras hacia tu infancia en busca de respuestas, pero no puedes ver lo invisible, porque en ese momento no supiste cómo grabar lo que sucedía. Entonces, asumes que es algo tuyo, una condición innata de tu forma de ser.

Para tus adentros crees que lo que sea que esté mal en ti, es tu culpa, y te considerarás diferente de otras personas, asumiendo que algo te falta. Sin embargo, no es tu culpa. Y si hay respuestas, y una vez que comprendas el problema, podrás sanar.

Señales de que creciste con negligencia emocional infantil

Los adultos que han sido emocionalmente descuidados en su infancia pueden haberse convertido en perfeccionistas, siendo bastante duros consigo mismos. Pero para muchos, las cosas son incluso más complicadas que eso.







1. Sentimientos de vacío

El vacío puede sentirse muy diferente de persona a persona. Para algunos, es una sensación de vacío en el vientre, el pecho o la garganta que aparece y desaparece. Para otros, es un entumecimiento.

2. Miedo a ser dependiente

Una cosa es ser un tipo de persona independiente. Pero sentirse profundamente incómodo al depender de alguien es otra cosa completamente diferente. Si te das cuenta de que no necesitas ayuda, apoyo o cuidado de los demás, puede ser que tengas este temor.

3. Autoevaluación poco realista

Si te resulta difícil saber de lo que eres capaz, o cuáles son tus debilidades y fortalezas. Si te cuesta tener en claro qué es lo que te gusta, lo que deseas o cuáles son las cosas que en verdad importan en tu vida, es una señal de que no te conoces tan bien como deberías, de que no has podido desarrollar tu cuerpo emocional como es debido.

4. No tienes compasión de ti mismo, pero si por los demás

Si eres demasiado duro contigo mismo pero con un amigo te puedes mostrar muy compasivo, si puedes escuchar muy bien a los demás sobre qué es lo que les sucede, pero no sabes compartir lo que te pasa,  es una señal de que relegas tus emociones a un segundo plano.

5. Te sientes muy defectuoso

El sentimiento de saber que algo anda mal en tu vida, pero no puedes precisar de qué se trata. “Soy yo”, te dices a ti mismo, y sientes que es verdad. “No soy agradable”, “Soy diferente de otras personas”. “Algo está mal conmigo”, “me veo tan mal que parezco un ser diferente”.

6. Dificultad para sentir, identificar, manejar y expresar emociones

Cuando te sientes enojado se te traba la lengua, te agitas y no te controlas, al intentar expresar tus emociones no encuentras nunca palabras. A menudo te sientes confundido acerca de por qué las personas (incluido tú) se sienten o actúan de la manera en que lo hacen.

Los padres que menosprecian o no atienden las emociones de sus hijos inadvertidamente transmiten un poderoso mensaje subliminal al niño: Tus sentimientos no importan.

Para sobrellevar siendo un niño, naturalmente lo que haz hecho es esconder tus emociones, para evitar que se conviertan en un “problema” y no causar molestias en tu hogar.

Entonces, como adulto, estás viviendo sin suficiente acceso a tus emociones: tus emociones, que deberían estar dirigiéndote, guiándote, informándote, conectándote y enriqueciéndote; tus emociones, que deberían estar diciéndote quién te importa y que es lo que en verdad quieres, no están siendo controladas o están muy escondidas..

¿Cómo puedo sanar esas carencias de la infancia?

Una vez que comprendas la razón de tu “falla” y cómo sucedió, puedes curarte de la negligencia emocional infantil que sufriste. Puedes establecer un nuevo conducto para tus emociones. Puedes aprender las habilidades para usarlos.

Finalmente podrás aceptar que tus sentimientos son reales y que importan. Finalmente puedes ver que importas. Si asumes esta negligencia emocional de la que fuiste víctima, podrás sanarlo.

La Vida Lucida


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