16 septiembre 2021

Colágeno: cómo se pierde y cómo ganarlo

 















El colágeno es la proteína más abundante del cuerpo humano y representa un 6% del peso corporal y un 65% de todas las proteínas que tenemos en el cuerpo. Su estructura es similar a una fibra y su principal función es fabricar tejido conjuntivo, que no es más que un tejido que conecta otros tejidos y que une huesos, piel, músculos, tendones y cartílagos. Gracias al colágeno, los tejidos se mantienen fuertes y resistentes, y son capaces de resistir el estiramiento, ya que una de sus propiedades principales es ofrecer elasticidad a estos órganos.

Esta proteína tan importante para el cuerpo humano se va renovando durante la vida. En los huesos puede durar hasta un año y en la piel dura cinco meses aproximadamente.

 

El colágeno se va perdiendo a partir de los 25 años, y a los 40 años empieza a notarse su deficiencia en la piel, su máximo órgano de expresión, con algunas señales de esta disminución de colágeno en el cuerpo

 

Qué nos hace perder colágeno

Así como avanza la edad, las personas empezamos a ver reducidos nuestros niveles de colágeno. Esto sucede como consecuencia de la lentitud en los diferentes procesos metabólicos, como por ejemplo, la disminución de la producción hormonal en el caso de las mujeres.

 

Nuestros cuerpos producen gradualmente menos colágeno a medida que envejecemos, perdiendo paulatinamente el grosor y la elasticidad en los tejidos

 

A consecuencia de este hecho, se empiezan a producir muchos problemas articulares y reumáticos. Notamos que los tendones y los ligamentos se vuelven menos elásticos y las articulaciones son menos flexibles. Esta pérdida de colágeno hace que las estructuras epiteliales se hagan más débiles, y esto se ve reflejado sobre la piel, que se vuelve más fina, flácida y aparecen los primeros signos de arrugas. Asimismo, otra señal de niveles bajos de colágeno es que nuestro pelo se vuelve más débil, sin fuerza y tiene más facilidad para caerse.

Pero también hay otros factores, además de la edad, que afectan a la producción y mantenimiento del colágeno en nuestro cuerpo. Algunos de estas causas que afectan a nuestros depósitos de colágeno son:

  • La exposición excesiva al sol
  • El consumo de alcohol
  • El tabaquismo
  • La falta de sueño
  • Una vida sedentaria y con poca actividad física
  • Una alimentación poco saludable y rica en azúcares simples, donde no se aportan las suficientes vitaminas, minerales y aminoácidos esenciales para formar proteínas
  • Una alimentación pobre en antioxidantes, promotores del mantenimiento del colágeno.
  • Problemas de absorción de alimentos, así como infecciones y uso prolongado de medicamentos.
Dónde encontrar colágeno

Dónde encontrar colágeno

A la hora de centrarnos en incrementar los niveles de colágeno en nuestro cuerpo, hay que abordar dos vías: estimular su formación y evitar su destrucción.

 

Para evitar su destrucción, hay que llevar un estilo de vida saludable, con un horario regular de sueño, un ejercicio moderado, eliminar malos hábitos y potenciar una dieta sana

 

En los alimentos, el colágeno se encuentra naturalmente en la carne y en el pescado que ya contienen tejido conectivo de por sí. El famoso caldo de huesos, un alimento de tendencia, es una comida rica en colágeno. Contiene gelatina, un derivado del colágeno, que es lo que se forma cuando se hierven huesos de animales, cartílago y piel durante varias horas, y luego se deja enfriar.

Sin embargo, hay una serie de alimentos vegetales que contienen los materiales necesarios para que nuestro cuerpo produzca colágeno sin necesidad de consumir productos de origen animal. Por ejemplo, la soja y los derivados de la soja ayudan a la producción de colágeno y a proteger los niveles que ya tenemos. Los alimentos que aportan vitamina C ayudarán a mantener altos niveles de colágeno, ya que es una vitamina con alta capacidad antioxidante. La fruta, cítricos, tomates y verduras en general son una muy buena fuente de vitamina C.

Por último, son grandes promotores del colágeno en el cuerpo los alimentos ricos en proteínas (aves de corral, pescado, carne, huevo lácteos, legumbres y soja), en omega-3 (sardinas, salmón, ostras, anchoas, semillas de lino), en azufre (como son las aceitunas, los pepinos y el apio), y en zinc (mariscos, legumbres, carnes, nueces, semillas y granos enteros).

Por su parte, la industria farmacéutica comercializa colágeno en cápsulas para que sea tomado vía oral como suplemento alimenticio.

Debido a la abundancia, fuerza y su relación directamente proporcional con el envejecimiento de la piel, el colágeno también ha generado gran interés por parte de la industria cosmética, que lo ha incorporado en multitud de productos tópicos para la piel, como son las cremas. Sin embargo, la forma más adecuada para evitar su destrucción es usar estos avances cosméticos para aplicar filtros solares a la piel y evitar la exposición directa al sol en momentos de mayor radiación durante el verano.












Qué pasa en el cuerpo cuando tomamos colágeno

  • Evitamos la destrucción de colágeno en nuestros tejidos. Cuando incrementamos, a través de la alimentación o suplementación, la ingesta de colágeno ayudamos a mantener buenos niveles de colágeno que, por la edad y la disminución de la producción de estrógenos, disminuye a partir de los 40 años.
  • Mejora la salud de la pieluñas y pelo, ya que es su mayor componente.
  • Protege las articulaciones al estimular la síntesis de líquido sinovial, lo que ayuda sobre todo en problemas reumáticos y cuando hay desgaste de articulaciones.
  • Mejora la elasticidad y firmeza de la piel y previene la deshidratación.
  • Aporta más fuerza a las estructuras del cuerpo y las protege, creando una barrera frente a sustancias tóxicas, patógenas, células cancerosas y patógenos.
  • Protege las paredes de los órganos, vasos sanguíneos, tracto digestivo, corazón, riñones, vejiga…

Objetivo Bienestar












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