Las limpiezas energéticas ayudan a desprenderse de la negatividad que se acumula en el ambiente para atraer positividad, paz y bienestar.
Tu casa es una extensión de ti mismo y en ella se refleja todo lo que te llena, te motiva y te alegra, pero también lo que te preocupa, te irrita y te entristece. Pues la energía negativa que generas a nivel interno se desprende al exterior y se adosa a sus paredes.
Seguro que alguna vez has entrado en algún lugar en el que notas una pesadez en el ambiente, una negatividad que te envuelve nada más cruzar la puerta. Esto sucede en espacios en los que reina una energía insana fruto de lo que emite cada una de las personas que conviven o pasan por allí.
Y es que la energía (ya sea positiva o negativa), irremediablemente, impregna todos los rincones. Y esto mismo pasa en tu casa, que habla por sí sola aunque a veces no lo notes…
Para deshacerte de esa negatividad que carga el ambiente no basta con pasar la aspiradora y limpiar el polvo. Es necesario realizar una limpieza mucho más profunda: una limpieza energética.
Piensa que tu casa es tu templo, el descanso del guerrero, un lugar en el que nutrirte, recuperarte y relajarte. Y para alcanzar esos propósitos es necesario que nada te incomode.
Cuándo realizar una limpieza energética
Aunque puedes realizar una limpieza de este tipo siempre que sientas esa necesidad, hay algunos indicios que alertan de que ha llegado el momento. Según Mari Jose Iturriaga, especialista en armonización de espacios y Feng Shui con cristales*, es recomendable hacer una limpieza energética cuando:
- Notas que nunca tienes ganas de volver a casa.
- Sientes que no descansas lo suficiente estando en casa.
- No encuentras la paz, la comodidad y la tranquilidad en ningún lugar de tu casa.
- Se producen pequeñas y continuas averías sin motivo aparente.
- Existen crisis de pareja o familiares y se discute a menudo en el hogar.
- Fallece alguna de las personas que convivía en ese espacio.
Todas estas señales indican que es necesario un cambio, una renovación. No solo en el hogar, sino también en ti. Porque, recuerda, tu casa refleja tu estado de ánimo y viceversa.
“Después de hacer una limpieza energética, tu casa adquiere más luz, calidez, frescor y paz, y todo eso se traslada a las personas que habitan en ella, que notan una gran mejora a todos los niveles”, afirma Iturriaga. “Esto es porque al limpiar tu casa también te limpias tú”, añade.
Cómo hacer una limpieza energética
Lo más importante a la hora de hacer una limpieza energética en casa es, como bien apunta Mari Jose Itarriaga, “la intención”.
Ese deseo de desprenderte de algo que te oprime para renovar la energía y dejar entrar nuevas sensaciones positivas debe estar muy presente durante todo el proceso. Para ello, la experta recomienda repetirse continuamente un solo pensamiento: “Todo aquello que me bloquee, obstaculice o me provoque malestar, fuera”.
En primer lugar, antes de realizar una limpieza energética, es recomendable que la casa esté limpia y ordenada.
Hay quien hace una meditación antes para alcanzar un mayor estado de concentración, conexión y paz. Esto es optativo pero lo que sí es necesario a la hora de proceder es asegurarte de que vas a estar tranquilo, sin interrupciones. Es un momento para ti que requiere su tiempo. Quizá cuarenta minutos o una hora sean suficientes pero mejor no tener prisa.
Además de la intención, hay otro punto importante a tener en cuenta. Y es que, tal y como especifica Iturriaga, los distintos pasos tienen que hacerse siguiendo un orden concreto. Y este es empezar siempre por la habitación o punto más lejano de la entrada para irse acercando poco a poco hasta la puerta de acceso a la vivienda, lugar en el que terminará cada uno de los tres pasos que se detallarán a continuación.
Dentro de cada estancia, también hay que seguir un orden y hacer los movimientos en el sentido de las agujas del reloj, haciendo especial énfasis en las esquinas.
Es más fácil y rápido de lo que crees. ¿Quieres saber cómo hacer una limpieza energética para sentirte mejor en casa?
Cierra puertas y ventanas, que empezamos.
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