Es crucial cuando somos niñas complacer a papá y a mamá, para garantizar nuestra sobrevivencia. Cuando empieza a pasar el tiempo, y vamos creciendo, transferimos
esta vital necesidad de aceptación de los padres hacia los amigos, la pareja, los hijos, etcétera, a lo largo de toda su vida. Y así, en el proceso de buscar el afecto afuera, vamos hundiendo el afecto a nosotras mismas hacia ese calabozo interno donde la niña ha ido quedando relegada. Traicionando lo que la niña interna quiere, desea, necesita a costa de intentar llenar las expectativas de otros para que no nos retiren su afecto.
Es realmente magnífico cuando una mujer se libera de ésto y puede comenzar a vivir y dejar vivir a los otros de acuerdo con esto. Porque, se puede dejar de tratar de llenar las expectativas del resto del mundo sin sentirse culpable por ello. En nuestra sociedad, nos han acostumbrado a pensar que si se piensa primero en lo que una quiere hacer, es una egoísta y que eso es muy malo. Entonces, todo mundo deja de hacer lo que realmente quiere hacer, se siente víctima, se siente que los demás le deben algo por su gran sacrificio, y espera que los otros también se sacrifiquen por ella, en compensación. Como resultado, todo el mundo es infeliz.
Mi propuesta es enfocarte en lo que verdaderamente es “hacer lo tuyo”. Lo puedes saber cuándo mantienes una comunicación real y constante con tu Niña Interna, sin que sea necesariamente egoísta y sólo centrado en ti. Habrá veces que hacer lo tuyo significará dar, compartir, acompañar. Pero es diferente hacerlo desde tu propia verdad interna, que surge como hierba en la primavera, que desde la traición a tu interior, guiado por la necesidad de búsqueda de aceptación externa.
Nuestra felicidad es únicamente responsabilidad nuestra.
-Todo Ser está destinado a ser una Luz para sí mismo.-
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