Un poco de sol levanta el ánimo y ayuda a sintetizar la vitamina D. Pero también puede quemar y altera el bienestar celular de la piel, acelera el envejecimiento prematuro, causa alergias y, en algunos casos, hasta cáncer. El remedio no es atrincherarse a oscuras, sino elegir el fotoprotector adecuado.
Con la llegada del buen tiempo nos asalta la duda sobre si realmente merece la pena arriesgar la piel por un precioso dorado veraniego.
Ante el sol, cabeza
Lo primero, no exponernos entre las 12 y las 16 horas, ya que la incidencia de la radiación es mayor. Después, asegurarse una buena protección física, desde buscar la sombra a utilizar gorras, sombreros o ropa deportiva con protección solar. Por último,  “aplicar un filtro solar acorde a nuestras necesidades”, destaca el doctor Alejandro Martín Gorgojo, desde la Clínica Dermatológica Internacional. También recuerda que “los bebés menores de seis meses no deben ponerse jamás al sol. Y a los niños, siempre con mucho cuidado, ya que su función melánica es inmadura y absorben hasta tres veces más de radiación que un adulto”.
Desde hace ya algunos años se sabe que no solo tienen consecuencias negativas los rayos UVB (tradicionalmente conocidos como “los que queman”) y los UVA (“los de las arrugas”). Los infrarrojos y hasta la luz visible también pueden ocasionar manchas en la piel. “La primera consecuencia de exponerse al sol sin protección es la aceleración de los signos de envejecimiento: acidez, arrugas y manchas”, apunta Inmaculada Canterla, especialista en dermocosmética y directora de Cosmeceutical Center. Pero hay más: el sol altera el ADN celular, abriendo la puerta a algunos cánceres de piel.
Más vale prevenir
“No queremos demonizar al sol. Pero hay que ver el bronceado como lo que es: una señal de daño en la piel. Hace décadas se vinculaba con un estatus de riqueza, de bienestar. La medicina demuestra que la piel reacciona ante un daño solar produciendo melanina. Se broncea, sí, pero eso desencadena una serie de procesos acu- mulativos que terminan pasando factura en la salud de la piel”, advierte el dermatólogo Agustín Buendía, Coordinador Nacional de la Campaña Euromelanoma. La clave está en no abusar del sol y contar en buenos filtros solares.

Un dorado bonito y sin arrugas

Broncearnos puede añadirnos años. Los antioxidantes minimizan los estragos.  Los antioxidantes minimizan los estragos.
En los últimos años se han incorporado nuevos ingredientes: los antioxidantes de alta estabilidad. Algunas marcas incluso los denominan “filtros biológicos”. Esto puede inducir a error, ya que no son técnicamente filtros. En otras palabras, solo con los antioxidantes te quemas. “Su presencia ayuda a neutralizar los radicales libres, refuerzan el sistema inmune y ayudan a la piel a repararse tras la exposición solar”, apunta Laura Granados, farmacéutica y responsable de bienestar de Spirit SkinBar. Esto se traduce en menos sequedad y menos arrugas. Polifenoles y vitamina E son los más habituales.

En forma y sin quemaduras

Texturas suaves, de tacto seco y formatos de bolsillo para hacer deporte.
Se avecinan días de tiempo libre y apetece hacer deporte en exteriores. Un poco de pádel al sol, unos largos en la piscina a mediodía o correr por el parque “son horas de exposición en las que también hay que protegerse con prendas con
filtro solar, gorra con visera y cremas”, apunta el doctor Martín Gorgojo. Para evitar que el sudor y el fotoprotector formen un mejunje sobre la piel, apuesta por texturas no grasas. Los formatos de bolsillo con solo 30 ml (Bioderma, La Roche Posay, Vichy...) ocupan poco y son ideales para llevar en la mochila y reaplicar cuando sea preciso.
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El moreno favoritos de las Tops

Los autobronceadores son la solución para quienes no desean tomar el sol.
¿Sabías que en la Semana de la Moda de Londres “tiñen” con autobronceador a las modelos para que parezcan recién llegadas de la playa al pre- sentar las colecciones de verano? “Los productos con color (los instant tan) colorean la piel nada más aplicarlos, como un maquillaje. No manchan la ropa y se eliminan en la ducha. Perfectos para una cita imprevista”, recalca Ana Muggenburg, directora de Desarrollo de Producto de St. Tropez. Lo último son las aguas y espumas de bronceado. “El color sube a las 4-8 horas. Son ligeras y llevan antioxidantes para dejar la piel resplandeciente”.

Sin efectos secundarios

Cuidados especiales para pieles con alergias, acné o manchas.
Las pieles sensibles o reactivas sufren rojeces, erupciones, picor o manchas bajo el sol. El 20% de la población presenta algún tipo de alergia. Y va a más, debido a la “fotopolución”, esa mezcla de contaminación y sol (se calcula que recibimos hasta un 10% más de UV que en los años 80) que altera el funcionamiento dérmico. “En estos casos, mejor filtros físicos o minerales, que químicos.
No es que sean mejores, pero se toleran mejor”, apunta Leonor Prieto, directora científica de La Roche-Posay. ¿Y si hay acné? Busca cremas con ingredientes antiinflamatorios y anti pigmentación.




Bronceado de larga duración

Con ingredientes que estimulan la melanina e hidratan la piel.
¿Tirarse varios días vuelta y vuelta al sol para lograr ese moreno soñado? No, es más, intentar coger color de forma intensiva en poco tiempo puede tener el efecto contario: piel reseca, quemaduras y pelado. La clave: ir gradualmente y apostar por solares muy hidratantes que eviten la descamación. Las lociones para después del sol (las aftersun) neutralizan los efectos nocivos de los radicales libres y rehidratan. Así alargarás la vida de tu bronceado. ¿Y los “aceleradores”? Son un complemento, ya que estimulan la formación de melanina. No siempre llevan filtro solar.

Zonas más delicadas

La piel en cicatrización se quema antes y puede dejar manchas duraderas.
Cicatrices, áreas enrojecidas o recién tratadas con un peeling químico son especialmente vulnerables al sol. “Lo ideal es un filtro muy alto y resistente
al agua. Además, dada la fragilidad de esa piel, añadir rosa mosqueta va a acelerar el proceso de cicatrización”, señala Mónica Collell, coordinadora de formación de Mesoestetic. “La zonas sensibles o enrojecidas tienen un riesgo muy alto de hiperpigmentación posinflamatoria, es decir, un oscurecimiento de la zona. De ahí la importancia de fotoproteger y de actuar sobre los mediadores de la inflamación para evitar las temidas manchas”.
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Guapa y fotoprotegida

Para uso diario, maquillaje con filtro solar de amplio espectro.
En el coche, caminando por la calle o sentadas en una terraza también nos exponemos al sol. “Los maquillajes con fotoprotector crean una barrera contra el daño solar los 365 días del año. Las nuevas fórmulas aportan alta cobertura, de larga duración y matifican los brillos. Ahora bien, no hay que olvidar que los filtros solaressolo actúan durante dos horas. Si una mujer se maquilla por la mañana y va a ponerse al sol a mediodía, debe reaplicarlo o poner encima otro protector más ligero, como Sunbrush Mineral”, señalan desde marketing de ISDIN.

En pareja para combatir el temido melanoma
Cada año se diagnostican 4.000 nuevos casos de melanoma en España. Otras 74.000 personas desarrollan un cáncer cutáneo no melanoma. Una exploración temprana ayuda a su detección. El doctor Eduardo Nagore, uno de los coordinadores de la campaña Euromelanoma, explica cómo: “Autoexplorando nuestros propios lunares. Como no tenemos ojos en la espalda, pedir a nuestra pareja, familia o amigos que nos echen un vistazo a aquellas zonas donde no llegan nuestros ojos. Y acudir al dermatólogo ante la menor sospecha, por ejemplo, con lunares de nueva aparición o lesiones que han cambiado de forma o color”. Las anomalías pueden aparecer incluso en las uñas, el cuero cabelludo o la planta de los pies.
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Aplica la crema con generosidad
Un vaso de chupito lleno de fotoprotector (esto es, unos 28 gramos de crema). Es la cantidad
 de producto que debería ponerse un adulto en bañador. Pero la realidad demuestra que solo aplicamos entre una cuarta parte y la mitad.
 Sin contar con que hay que reaplicar cada 2 horas. “Al poner menos producto del debido, se reduce el índice de protección. En otras palabras, aunque en el frasco ponga SPF 50, si usamos menos producto, la protección solar puede que equivalga a un 30, 20 o menos”, advierte Canterla. ¿Cómo extenderla? Como la mantequilla, a trazos largos para no dejar huecos sin untar. Por eso los protectores para niños son tan blancos. Así los padres verifican dónde han dado crema y dónde no.
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Chapuzón seguro
Pese a que el producto sea ‘resistente’ al agua, los dermatólogos recomiendan reaplicarlo después de hacer deporte en el agua, tras sudar o al terminar de secarnos con la toalla. Los ‘wet skin’ se extienden sin problemas sobre la piel mojada.