Descubre la ley del espejo para ser feliz.
Quizás no sean los demás los que nos defraudan, sino nuestras propias expectativas. Tenemos que aprender a ponernos en el lugar del otro
Dice la ley del espejo que lo que vemos en los demás es en realidad un reflejo de lo que tenemos dentro nosotros mismos. Por lo tanto, para ser feliz, nuestra felicidad no depende de los demás, sino de nosotros mismos.
Las cosas que nos molestan
Hay cosas que siempre nos molestan. Que nuestra cuñada siempre nos diga lo mismo en las comidas familiares, hijos que no son sinceros, que no se nos valore en el trabajo…
Hay cosas que siempre nos molestan. Que nuestra cuñada siempre nos diga lo mismo en las comidas familiares, hijos que no son sinceros, que no se nos valore en el trabajo…
Siempre esperamos que los demás actúen de una forma, pero en muchos casos nos sentimos defraudados. Sin embargo, ¿somos conscientes de que tal vez nosotros también les estamos defraudando en otras cosas?
Como primer ejercicio proponemos hacer una lista con las cosas que nos molestan de las personas que nos rodean.
Nuestras cosas que molestan a otros
Pero ahora vamos a hacerlo al revés. Haremos otra lista poniendo cosas que puedan molestar o haber molestado a esas personas. Para hacerla debemos ser sinceros y autocríticos con nosotros mismos.
Pero ahora vamos a hacerlo al revés. Haremos otra lista poniendo cosas que puedan molestar o haber molestado a esas personas. Para hacerla debemos ser sinceros y autocríticos con nosotros mismos.
No somos perfectos, somos humanos, y sabemos que nos hemos equivocado muchas veces. Por eso es importante aprender a ser empáticos, es decir, a ponernos en el lugar del otro.
Qué dice la ley del espejo para ser feliz
La ley del espejo nos enseña que, si sentimos algo negativo hacia alguien, la causa está en nuestro corazón, y no en la otra persona. Por ejemplo, si nos sentimos ofendidos por algo que nos han dicho, es porque nosotros estamos ofendiendo a alguien. Tal vez no a esa persona pero sí a otra.
La ley del espejo nos enseña que, si sentimos algo negativo hacia alguien, la causa está en nuestro corazón, y no en la otra persona. Por ejemplo, si nos sentimos ofendidos por algo que nos han dicho, es porque nosotros estamos ofendiendo a alguien. Tal vez no a esa persona pero sí a otra.
Si aprendemos a darnos cuenta, y sobre todo a evitarlo, posiblemente dejaremos de sentirnos ofendidos nosotros. Es curioso como no todos reaccionamos igual ante la misma situación, porque no todos tenemos lo mismo en el corazón.
-Elena Martínez-
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