Las verduras frescas destacan por su riqueza en enzimas. En los canónigos se combinan con vitamina B1 (tiamina) para favorecer la digestión de las grasas y los hidratos de carbono.
Son antianémicos, además de digestivos, por su riqueza en hierro (2 mg en 100 g) y vitamina C (100 g aportan la mitad de la que necesitas al día). Pertenecen a la familia de la valeriana, por lo que no es extraño que contengan sustancias, denominadas valepotriatos, con un efecto sedante sobre el sistema nervioso central. Además aportan betacaroteno, vitamina E y una pequeña cantidad de ácidos grasos omega-3.
Consúmelos cuanto antes, pues no se conservan más de 3 días en la nevera. Para que estén deliciosos y crujientes sumérgelos en agua muy fría durante media hora antes de servirlos.
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