A medida vamos como un conejo tras una zanahoria buscando la felicidad por todas partes y por un motivo u otro nunca estamos realmente felices, siempre es como un estado que ocurrió sin que realmente nos percatáramos cuando lo vivimos o que está a futuro como consecuencia de algún logro, de alguna posición, de alguna adquisición… Y lo resultante es que la mayoría no experimenta en tiempo presente la verdadera felicidad sino en puntuales ocasiones.
Esto se debe a que no sabemos a ciencia cierta qué es la felicidad, algunos lo definen como la congruencia entre lo que queremos con lo que hacemos, otros como el estado de ánimo positivo que se siente al obtener algo deseado o vivir una experiencia determinada. Para mí la felicidad no tiene nada que ver con una circunstancia o con un logro, es sencillamente la tranquilidad de que lo que estoy viviendo es mi responsabilidad y lo vivo bueno o malo como si expresamente lo hubiese elegido.
Para poder llegar a ese estado natural de felicidad debemos considerar dejar atrás algunas cosas que nos pueden afectar en nuestro proceso.
No vivir en el presente: Éste punto es la clave, la mayoría de nuestros sufrimientos se generan porque no dejamos el pasado en el pasado y no esperamos sin apuros el futuro. Así, aprender a vivir exactamente lo que nos ocurre en el presente nos trae la posibilidad de acción que solo tiene este momento, en el pasado no podemos hacer nada y en el futuro tampoco, nuestra única capacidad de hacer algo es en el presente.
La culpa: La culpa nos puede perseguir hasta el fin de nuestros días si lo permitimos, y realmente el sentimiento es totalmente improductivo, no podemos hacer nada por cambiar los hechos, lo único viable si queremos sentirnos es paz, es aprender de la experiencia, enmendar las cosas (si está a nuestro alcance) y soltar.
Los miedos: Vivir con miedos es la forma más sencilla de desperdiciar nuestra vida, sí, no podemos controlarlo todo, no sabemos si las cosas resultarán como lo quisiéramos, pero los miedos solo nos restarán fuerzas para vivir todas las experiencias maravillosas que nos ofrecen todas las puertas que siempre tenemos en frente, esperando solo a que nosotros las crucemos.
La mayoría de nuestros miedos y limitaciones no son innatos, sino adquiridos. Nos ponemos límites a nosotros mismos como resultado de experiencias negativas de la infancia y de la influencia en nuestras vidas de figuras autoritarias. ― Neil Strauss
Las creencias negativas: Nada resulta más tóxicos que vivir anclados a creencias limitantes, que muchas veces venimos arrastrando desde nuestros primeros años, es necesario percatarnos de esas creencias, revisarlas y sustituirlas por unas que no afecten nuestra vida.
La incredulidad: Vivir con fe, con confianza, nos permitirá sentirnos un tanto más seguros y más optimistas en la vida, así que la incredulidad podemos aparatarla y sustituirla por la certeza de que las cosas marcharán bien.
La inercia: No somos hamsters en una rueda, tenemos mil cosas por hacer, mil cosas por descubrir, no podemos permitirnos actuar por inercia, no podemos permitirnos invertir nuestro tiempo en algo que no nos haga vibrar, debemos tener propósitos y apasionarnos con la vida.
Las excusas: esto tiene que ver con los miedos, con la inercia, con la zona de confort, debemos hacer frente a lo que nos limita y dejar las excusas atrás, para poder tomar acción sobre lo que nos encaminará a lo que queremos, lo que nos permitirá ejecutar los cambios necesarios y tomar las mejores medidas para alinearnos con nuestra felicidad.
Suelta todo esto y comienza a vivir como realmente vienes a hacerlo.
Sara Tibet