¿Podemos comer helados y mermeladas sin remordimientos? Sí con estas dos recetas de Delicias Kitchen con los endulzantes más naturales y sanos: las frutas.
por
Isa Gil
Isa Gil
Con el calor que llega huímos de los hornos, cazuelas y sartenes. Apetecen platos y snacks fríos, frescos y de temporada como los que os traemos hoy ¿preparados para un delicioso helado y una mermelada cruda?
Los helados elaborados con frutas congeladas se han convertido en los últimos años en una de las mejores opciones para refrescarnos cuando aprieta el calor. De esta manera podemos disfrutar de postres o snacksdeliciosos, cremosos y mucho más ligeros y saludables que los convencionales, ya que al prepararlos nosotros mismos podemos evitar las grasas, los azúcares, los conservantes y los demás productos poco recomendables para nuestra salud.
La base de estos helados son los plátanos muy maduros, justo cuando la piel tiene manchas, ya que les aporta un dulzor natural y generalmente no es necesario añadir azúcares. Estos plátanos se pelan y se congelan enteros o partidos por la mitad en una bolsa, para tenerlos disponibles cada vez que nos apetezca uno de estos helados. Esta fruta es muy energética y nutritiva y una muy buena opción para los niños ya que su altísimo contenido en potasio y magnesio hace que los músculos y el sistema nervioso se relajen.
Cuando llega el verano no podemos vivir sin los helados, ¿verdad? Pues con esta receta de helado de plátano, frambuesas y albahaca (y todas las variaciones que quieras experimentar), además, podrás olvidar cualquier sentimiento de culpa después de haber comido uno, ya que únicamente estarás consumiendo fruta y cuidando tu salud con una propuesta deliciosa y muy rica en vitaminas y minerales!
Ingredientes:
- 250ml de agua.
- 2 cucharadas de anacardos crudos.
- 125 gr de frambuesas congeladas.
- 20 hojas grandes de albahaca.
- 4 plátanos grandes muy maduros congelados.
Preparación:
- Echar primero los anacardos y el agua en una batidora potente y triturar bien.
- Añadir los demás ingredientes y continuar triturando hasta que quede todo muy bien mezclado y hayamos conseguido una textura de helado cremoso y uniforme.
- Si los plátanos están bien maduros, no será necesario añadir endulzante.
- Si no se dispone de una batidora muy potente, se puede echar un poco más de líquido para ayudar a que bata mejor y así el motor no se llegue a quemar.
Esta mermelada fresca de fresas y anís no es como las de toda la vida, primero porque la fruta no se cuece y mantiene así todas sus vitaminas y minerales y segundo porque no tardarás más de 5 minutos en prepararla!… Interesante, ¿verdad?
Las mermeladas frescas o crudas se han empezado a conocer en los últimos años al ponerse de moda la alimentación crudivegana, una tendencia alimentaria basada en una alimentación viva que no somete ninguno de los ingredientes que utiliza a cocciones ni a altas temperaturas.
Estas mermeladas se elaboran con frutas que se medio trituran y se espesan con ingredientes naturales, como en este caso son las semillas de chía. Estas crean una especie de gel al reposar junto con el jugo de la propia fruta, dando un resultado final que se asemeja a la textura de una mermelada tradicional.
En este caso el endulzante que lleva son dátiles naturales, no lleva absolutamente ni un gramo de azúcar, pero siempre se le puede añadir azúcar integral de caña o algún otro endulzante saludable para adaptarla al gusto y necesidades de cada uno.
Esta es una manera diferente de añadir más fruta a los yogures, tostadas o a cualquier desayuno o merienda que prepares, así que espero que te encante la idea y ¡te sorprenda el resultado!
Ingredientes:
- ¼ de taza de zumo de naranja.
- 1 taza y ½ de fresas bien picadas.
- 2 cucharadas de semillas de chía.
- 1 cucharadita de anís estrellado molido.
- 4 dátiles medjoul deshuesados (o el doble de los normales).
Preparación:
- Poner en remojo los dátiles unos 10 min (si son los pequeños, hay que dejarlos más tiempo porque son más resecos).
- Cortar las fresas, preparar el zumo y moler el anís estrellado en el mortero.
- Echar en una batidora pequeña solo 1 taza de fresas ya picadas, el zumo, los dátiles bien escurridos y el anís.
- Cuando esté todo triturado, echar la mezcla en un bote y añadir el resto de fresas picadas y las semillas de chía. Remover muy bien.
- Dejar en el frigorífico una media hora como mínimo, hasta que la chía se hidrate y coja la textura deseada.
- Para servir, remover muy bien por si se ha formado algún grumo.
- Al ser fruta fresca hay que consumirla en los siguientes 2 días después de su elaboración.
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